Olimerca.- La catalogación nutricional de los productos agroalimentarios así como la inclusión del sello NutriScore y sobre todo la información que recibe el consumidor a la hora de enfrentarse a un lineal sigue siendo objeto de debate y de enfrentamientos entre países y miembros de los distintos gobiernos.

El gran problema es que desde la Unión Europea todavía no hay una posición común y en paralelo Italia defiende su sello, Francia defiende el NutriScore y en España el Ministerio de Sanidad y Consumo no se ponen de acuerdo con el Ministerio de Agricultura en cómo y cuándo implementarlo.

Concretamente, en el último encuentro mantenido entre representantes del conjunto del sector del aceite de oliva y portavoces del Ministerio de Sanidad y Consumo se puso sobre la mesa la necesidad de no precipitar la toma de decisiones, de que los ministerios de Agricultura y Consumo fueran de la mano y sobre todo que se espere a conocer la propuesta comunitaria que sería igual para todos los países miembros, y favorecerían la exportación de nuestros aceites de oliva a todos los mercados y la información igual para todos los consumidores.

Lo que si está claro es que el gobierno no va a aprobar nada que vaya contra alimentos que forman parte de la dieta mediterránea; mientras que desde Consumo se apuesta por dejar fuera del NutriScore al Virgen extra y se pide una mejor calificación para que tenga la letra B.

En España, en estos momentos, cada vez son más los que piensan que si se acepta este etiquetado de los alimentos con NutriScore el aceite tiene que estar incluido porque es prioritario defender y sustentar sus cualidades organolépticas y propiedades saludables con la letra A.  Se considera que dejar fuera al aceite de oliva virgen extra generaría confusión en el consumidor. Hay que defender el AOVE frente a otras grasas vegetales con la máxima categoría identificativa.

Al mismo tiempo se defiende que hay que simplificar un tema que es más complejo de lo que parece y para ello hay que hacer un esfuerzo importante en la formación de los consumidores y apoyarse en las pirámides nutricionales adaptadas a las dietas de cada país. Porque al igual que no hay una pirámide única, no se puede imponer una dieta a todos los países. Se trata de ir alineados con una ley comunitaria lo que evitaría que cada país fuera por libre.