Olimerca.- La subida de precios del aceite de oliva en origen no sólo está pasando factura al consumidor, sino que también está generando un cuello de botella en el propio sector, principalmente entre los industriales envasadores, que cada semana que sube el precio en origen les supone mayores desembolsos, que en muchas ocasiones se hace difícil trasladar al mercado.

Los límites a los que hemos llegado están afectando principalmente a las exportaciones, donde ya hay mercados, sobre todo europeos como Alemania, Francia, etc donde prácticamente se han cancelado los pedidos o se han reducido a la mitad.  Y si hablamos del mercado nacional las cifras tampoco son muy halagüeñas dado que el consumo es muy probable que siga bajando en los próximos meses, llegando incluso a poder superar el 30/40%.

En este contexto de caída de la fuente de ingresos, los envasadores se están enfrentando a otro problema de una importante dimensión: las mayores dificultades de liquidez que tienen las empresas y el poder acceder a la financiación, tan necesaria en estos momentos en los que el coste de una cisterna de 25.000 kilos roza los 250.000 euros en un sector en el que se paga por adelantado antes de retirar el aceite de la almazara.

Es por ello por lo que la gran mayoría de las empresas envasadoras están en estos momentos yendo cortos en coberturas, porque la incertidumbre cada vez es mayor y nadie quiere arriesgar. Y sobre todo cuando seguimos en un entorno de subidas continuas todas las semanas, con precios que podrían llegar a los 10.000€/ton en el caso de la categoría virgen extra y un lampante a los 9.000€/ton.

Correr riesgos en estos momentos cubriéndose con más compras puede suponer un descalabro económico en el corto y medio plazo.  Todos apuran al máximo sus existencias por lo que pueda suceder con los precios en origen en los próximos meses, siempre y cuando la climatología y el sostenimiento de las lluvias acompañe en los próximes meses.