Olimerca.- Tras dos semanas de pánico general por parte del consumidor, provocado por la guerra en Ucrania, la ausencia de aceite de girasol y la huelga de transportes, los mercados agroalimentarios están intentando recuperar un cierto ritmo de normalidad, que en el caso del aceite de oliva ya está teniendo consecuencias.

El primer hecho destacable en esta última semana del mes de marzo es incuestionable: no hay demanda en origen por parte de los grandes industriales envasadores.  Este parón viene como consecuencia del freno de las salidas de aceite de oliva refinado para sustituir al aceite de girasol en las industrias conserveras y por el acaparamiento de los consumidores en los momentos más críticos, lo que ha provocado que en estos días las salidas de aceite de oliva en origen con destino a la distribución comercial se encuentren en stand-by.

Y es que los industriales del sector conservero ya están encontrando en otros aceites vegetales, como la soja, colza o maíz, las grasas sustitutivas para sus productos alimentarios a precios más competitivos. Al día de hoy se podía comprar aceite de soja a 2.200€/ton, un aceite de colza a 2.300€/ton y un maíz a 2.200€/ton, lo que sin duda no favorece el ansiado trasvase del oliva para sustituir al girasol.

En este contexto de cambio en las cartas del juego, la producción de aceite de oliva ya ha mostrado signos de inseguridad que se ha puesto de manifiesto en un ajuste de precios a la baja: Al día de hoy ya se podía encontrar oferta de aceite lampante a 3,20€/kg, aceite virgen a 3,30/3,40€/kg y los vírgenes extras son los que de momento mantenían una mayor tranquilidad con unas ofertas que se mueven entre los 3,50 y los 3,70€/kg en función de sus características organolépticas.

¿Y qué puede pasar en el mercado en los próximos dos meses? Pues está claro que tras el acaparamiento masivo de los consumidores en marzo nos vamos a encontrar con un mes de abril de un gran estancamiento en las ventas de aceite de oliva en la gran distribución y además, los consumidores se van a encontrar con precios altos en los lineales que tampoco va a ayudar a recuperar el consumo.

¿Puede la soja sustituir al girasol?
Y si analizamos qué puede pasar en el corto plazo en el consumo de aceites vegetales en España, con un aceite de girasol que no llegará de Ucrania este año y el siguiente, y hasta que llegue el aceite de girasol nacional, allá por septiembre de este año, el mercado español va a disponer de una producción de aceite de soja del orden de 750.000 toneladas, de las que sólo consumimos del orden de 150.000 toneladas. 
Así, quizás podría suceder que las 438.000 ton de aceite de soja que exporta España cada año podrían reducirse si la demanda de la industria agroalimentaria apuesta por producción nacional.