Olimerca.- En la Comarca de la Sierra de Cazorla los olivos están en plena floración, e incluso terminando en zonas más adelantadas, y  es en este mes de mayo cuando empiezan a cuajar los primeros frutos. Desde la Denominación de Origen se espera que esta fase acabe en torno al 25 de mayo. Si lo comparamos con el pasado año, en las zonas más adelantadas de la Comarca las fechas de la floración fueron similares al actual, sin embargo, donde sí ha habido una diferencia, es en las zonas tardías, ya que el año pasado la floración comenzó el día 1 de mayo, empezando este 2024 con una semana de retraso con respecto a 2023.

Otro de los aspectos fundamentales de este mes y que da una idea de por dónde podría ir la potencial producción de estos olivares, se deriva del número de flores por brote de media y la fertilidad de éstas en los olivares. En concreto, con datos medios obtenidos por la DO Sierra de Cazorla, la media de inflorescencia por brote este año ha sido de 9,78, es decir, prácticamente 10 inflorescencias por brote.

El pasado año esta cifra fue de 8,52, con lo cual estamos actualmente ligeramente por encima de los valores del pasado año. Sin embargo, eso no es un dato significativo en gran medida, ya que la clave va a estar en la fertilidad de la flor. En este año, el 67% de los botones florales son fértiles, dato muy superior al del pasado año, que fue de un pobre 15%. Cabe recordar que la media histórica en cuanto a fertilidad de las inflorescencias de un año normal en esta comarca, se sitúa alrededor del 53%.

Optimismo
Estos datos invitan al optimismo del sector de cara a la cosecha 2024/25, dado que, porcentualmente hablando, hay un 450% más de fertilidad en las inflorescencias de sus olivares con respecto al pasado año.

Con datos medios obtenidos por la DO Sierra de Cazorla, la media de inflorescencia por brote este año ha sido de 9,78, es decir, prácticamente 10 inflorescencias por brote

Sin embargo, a pesar de que la fertilidad es alta, hay que estar atentos a las siguientes semanas y ver hasta qué punto estos frutos pueden desarrollarse y llegar a buen puerto, una de las principales amenazas para ello, es lo que se llama caída fisiológica de frutos o “caída de San Juan”, que se da en el mes de junio.

Y es que la propia naturaleza del olivo, para no comprometer su propio desarrollo y el metabolismo de la planta, desecha los frutos que no es capaz de sacar adelante. Cuando el cuajado es muy superior a lo que el olivo lleva dentro en cuanto a reservas, recursos nutricionales y disponibilidad de agua, la propia planta selecciona los frutos que conformarán la futura cosecha y eliminará los restantes. 

Plagas y enfermedades
En cuanto a las plagas, en abril, la segunda generación del prays, una de las plagas más importantes de nuestros olivares, no ha tenido apenas incidencias en los olivos de la Comarca. Sin embargo, a partir de ahora es necesario estar alerta con la tercera generación de prays, que ataca al fruto que se está formando. 

También hay que estar alerta con los potenciales ataques del barrenillo, que se dan fundamentalmente en olivares próximos a zonas con leñas, como núcleos urbanos o cortijos donde hay leñeras.