Olimerca.- Gracias a la poda manual que Todolivo realiza en su olivar en seto está contribuyendo a mejorar la calidad del medio ambiente. En este sistema de cultivo, los restos de poda son depositados en el centro de la calles para que sean triturados y se puedan incorporar al suelo como materia orgánica, contribuyendo así de forma importante a la captura y almacenamiento de dióxido de carbono (CO2) atmosférico, que es el principal gas de efecto invernadero.

La agricultura es la única actividad que tiene capacidad para capturar y secuestrar el dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera y almacenarlo como carbono (C) en la biomasa de las plantas y el suelo. Y esto es posible gracias a un manejo adecuado del cultivo como el que realiza Todolivo a través de los trabajos de laboreo y poda.

El equipo de investigación del Departamento de Ciencias y Recursos Forestales de la Universidad de Córdoba (UCO), que dirige el profesor Luis López Bellido, fue pionero en estudiar la huella del carbono en el olivar, y prefiere hablar del ‘balance de carbono’ en lugar de ‘huella de carbono’.

En este sentido, el sistema de poda que realiza Todolivo en el olivar en seto, según López Bellido, contribuye de forma incuestionable a la sostenibilidad medioambiental. La empresa cordobesa comprobó que la poda mecánica reduce hasta en un 50% la producción del olivar frente a la poda manual, que es la que practica. En ésta, un podador discrimina las ramas que se pueden eliminar porque dificulten la recolección con máquina cosechadora de aquellas otras que se pueden mantener productivas para el año siguiente. Lo que se denomina entresaque, que, Todolivo, realiza de forma manual con motosierra. Luego, se rebajan las bajeras con la misma motosierra o con ayuda de cuchillas mecánicas que van acopladas al tractor (topping), aunque ésta última no es la tendencia habitual.

Con esta poda, ideada por Todolivo para el olivar en seto, no solo se consigue mantener los olivos jóvenes, productivos, flexibles y aireados sino que también se favorece la sostenibilidad medioambiental al picar e incorporar los restos de esa poda al suelo en forma de materia orgánica. Hay que destacar que, según datos del equipo investigador de López Bellido, un 45% de la madera que se incorpora en el suelo procedente de los residuos de poda es carbono, que se irá descomponiendo y transformándose en carbono estable, lo que contribuirá al balance positivo de carbono.