Olimerca.- Dice el refrán que al “perro flaco todo son pulgas”, y algo parecido le está sucediendo a la firma Deoleo, que los últimos años se los ha pasado apagando fuegos e intentando rebajar sus balances negativos con EREs y EREs, tanto en España como en Italia, y con algún novio que otro que, tras conocer los entresijos de la compañía, ha salido como gato escaldado.

Ahora se ha abierto en Deoleo un nuevo frente de batalla: la salida del accionariado de las cajas, un paquete que suma el 31% de las acciones, y que JP Morgan quiere que se venda de forma global, lo que supondría que la empresa o el grupo inversor interesado tendría que lanzar una OPA. 

Pero sobre todo, la patata caliente que hay sobre la mesa de Deoleo es la oferta no vinculante de un Fondo Soberano Italiano que quiere recuperar las tradicionales marcas italianas, Bertolli y Saxo (aunque cabe recordar aquí que antes de que la familia Salazar las adquiriese fueron propiedad de las multinacionales Nestlé y Unilever).

Con tantas espadas de Damocles sobre el futuro de Deoleo, no es de extrañar que nuestros máximos representantes políticos estén intentando encontrar la fórmula mágica que permita mantener la españolidad de Deoleo y sobre todo su liderazgo en el mundo, porque la situación actual es insostenible.

Difícil papeleta. En el sector se habla que entre los posibles candidatos podrían estar Sovena, Cargill, Bunge, el Grupo Dcoop, e incluso se rumorea que nuestro titular de Agricultura habría tentado a otros grandes grupos agroalimentarios a que entraran en la sociedad Deoleo. Que España sea el líder mundial de producción de aceite de oliva debe ir acompañado del liderazgo de empresas españolas en la comercialización. 

Antonio Luque, director de Dcoop, ya se ha posicionado. Si el precio de la acción se ajusta a la realidad del mercado compraría, y si hay un comprador que paga por encima de lo razonable ellos venderían su parte. Y mientras tanto Dcoop se ha aprovisionado de 100 millones de euros, que no sabemos si será para poder actuar en caso de llegue el momento adecuado.

Si Dcoop se hiciese con un parte importante del accionariado de Deoleo se podría encontrar enfrente con la Comisión Nacional de la Competencia porque podrían entender que la futura firma se podría convertir en un monopolio formado por el líder en producción y el líder en comercialización. Y además, habrá que ver cómo vería el resto del sector productor que todo el suministro de aceites de oliva y girasol a Deoleo se quedase en una sola mano.

En resumen, lo más importante para el futuro de Deoleo, y sobre todo para el conjunto del sector del aceite de oliva y de la imagen de marca a nivel internacional, es que la gestión de la firma quede en manos de gestores españoles con una dirección estable y profesional y se ponga fin a esta incertidumbre.