Olimerca.-  Tras la invasión ayer de las tropas rusas en Ucrania, a pesar de las numerosas negociaciones políticas, el mundo empresarial y económico comienza a temblar por los nefastos efectos que esta guerra va a provocar a nivel mundial en el sector agroalimentario. De momento, los primeros efectos es que en nuestro país se ha paralizado por completo las operaciones de venta de todos los productos con base la pipa de girasol (harina, tortas y aceites). De hecho, en el lado de la oferta no hay ni precio, y los que hacen alguna operación se limitan tan sólo a cumplir los contratos de fechas anteriores. Nadie quiere mover ficha a la espera de los acontecimientos entre Ucrania y Rusia.

Tan sólo cabe recordar que el 60% de nuestras compras en el exterior de aceite de girasol proceden de Ucrania, así como el 17% del trigo, el 31% de las tortas de aceites vegetales y el 15,4% de leguminosas grano. Concretamente, en la última campaña 2020/21 se importaron 303.542 toneladas de aceite de girasol, 718 ton de pipas de girasol y 126.000 ton de harina de girasol.

Por otra parte, según el último informe Consumo Alimentario elaborado por el Ministerio de Agricultura, el aceite de girasol es el tipo de aceite más consumido en cuanto a cuota en volumen después de los aceites de oliva con un 30,1 % de participación en el mercado.

Su presencia aumentó en los hogares españoles a cierre de año 2020 en un 10,9%, situándose en consumo por persona y año en los 4 litros. Sin duda que hablamos de un mercado interior (consumo doméstico) que movió en el 2021 en torno a los 280.000 ton/año, según datos de la Asociación Anierac.

En este contexto, España se verá sensiblemente afectada por la paralización de las importaciones de harinas, pipas y aceites de girasol crudo procedentes tanto de Ucrania como de Rusia (principalmente pipas). Firmas como Sovena, Cargill, Migasa, Aceites Abril, Borges, Urzante, Deoleo, Acesur ya están viendo como en estos momentos, en el mercado nacional en origen, no hay precio para ningún tipo de aceite de girasol, y sobre todo muestran su preocupación por las entregas de pedidos acordados días atrás y que ahora es muy posible que no encuentren el modo de llegar a nuestro país.

El problema resulta de gran envergadura dado que no es posible cubrir este déficit de productos derivados del girasol en otros mercados.

Esta situación en el girasol no parece que esté afectando al sector de la soja y la colza, dado que los principales países suministradores son Estados Unidos, Argentina y Brasil y aunque ayer en las bolsas experimentó subidas de 100 dólares en una hora, al día de hoy se ha producido un ajuste a la baja en la misma línea que la subida.