Olimerca.- Tras cuatro años de trabajo, el proyecto Life Resilience ha desarrollado más de 10 genotipos de olivo tolerantes a la Xylella, un sistema de buenas prácticas que aumentan la resistencia de los cultivos leñosos (olivo y almendro), el poder generar un ahorro en los costes de producción de los agricultores reduciendo recursos como agua, combustible y fertilizante utilizados en las fincas y la concienciación de que esta bacteria es una notable problemática ambiental cuyos progresos realizados ayudarán a más de un millón de agricultores de los países mediterráneos.

Todos esos avances han sido presentados en un seminario organizado en la ciudad portuguesa de Elvas por los responsables de este proyecto, cofinanciado por el programa LIFE de la Unión Europea (UE), cuyo principal objetivo es la prevención de Xylella fastidiosa en explotaciones de alta densidad tanto de olivar como de almendro.

El evento dio comienzo con la sesión de apertura de la mano de uno de sus socios, Nutriprado, con su gerente comercial Vasco Abreu, junto a él se encontraban la directora regional de Conservación de la Naturaleza de Antelejo, Gloria Martins, el director regional de Agricultura, José Calado y el alcalde de Elvas, José Rondão Almeida.

El seminario continuó con uno de los socios del proyecto, Greenfield Technologies, como ponente de la jornada ‘La digitalización en las prácticas sostenibles en el olivar y el almendro’. Jorge Blanco, responsable de I+D, recordó el significado de la digitalización agrícola, señalando que puede ser entendida como una herramienta a disposición de los agricultores” para la consecución de una gestión más eficiente de sus sistemas productivos”. Igualmente, el experto señaló que esta técnica puede significar “un campo más atractivo podrá fortalecer el relevo generacional y la fijación de la población rural”.

Posteriormente, José Carlos Caballero, director técnico del Departamento de Proyectos de Asaja, explicó a los asistentes ‘El papel de las asociaciones, instituciones y cooperativas en el proyecto Life Resilience’.
Caballero resaltó que “la prevención de esta bacteria resulta vital, con un correcto manejo del cultivo y el mantenimiento de un estado sanitario de las plantaciones” y añadió que “la participación en redes de alerta y detección precoz son esenciales en caso de aparición de algún foco aislado para evitar su propagación y disminuir, en su caso, los perjuicios para agricultores y Administraciones que en forma de presupuesto puedan ocasionarse”, destacó el experto.

Life Resilience ha contribuido a cumplir con un buen número de las metas fijadas por Naciones Unidas para cada uno de sus ODS como, por ejemplo, una producción y consumo sostenible

A continuación, Vasco Abreu, gerente comercial de Nutriprado, fue el encargado de impartir la siguiente ponencia de la jornada, titulada “Siega entre hileras”, que tras finalizar daba paso a Filipa Tereso y la ponencia ‘La biodiversidad funcional como herramienta para la limitación de plagas’.

Por último, tuvo lugar una mesa redonda en la que José Maria Falcão, miembro de la Associação Interprofissional da Fileira Olivícola (AIFO) actuó como moderardor y en la que también participaron Paula Sá Pereira (INIAV Oeiras), Manuel Barrera (Charqueirão) Pedro Fevereiro (Inove Plan Protect), Diogo Pacheco (Treemond) y Ricardo Miguelañez (Agrifood Comunicación).

Depredadores naturales
En este encuentro también se planteó el uso de las prácticas promovidas por el proyecto como son las cubiertas vegetales, la flora auxiliar, los hoteles de insectos y los refugios para las aves que permiten que un gran número de microorganismos y diversa fauna crezcan en el cultivo, asegurando así la presencia depredadores naturales que mantienen a raya a los principales organismos transmisores de la Xylella.

También se mostró cómo el uso intensivo de fertilizantes genera gases de efecto invernadero que escapan a la atmósfera y afectan a la microfauna del suelo causando una pérdida de biodiversidad. Las prácticas de Life Resilience, sobre todo el uso de cubiertas vegetales, bioestimulantes y biofertilizantes aumentan notablemente la salud del suelo.

De forma concreta, Life Resilience ha contribuido a cumplir con un buen número de las metas fijadas por Naciones Unidas para cada uno de sus ODS como, por ejemplo, una producción y consumo sostenible, la adopción de medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos o la gestión sostenible de los bosques, luchar contra la desertificación, detener e invertir la degradación de las tierras y detener la pérdida de biodiversidad, entre otras.