Olimerca.- El Consejo de Ministros de Agricultura de la UE ha adoptado, por unanimidad, sus conclusiones sobre la Estrategia UE relativa a la bioeconomía denominada: Una Bioeconomía sostenible para Europa, reforzando la conexión entre economía, sociedad y medioambiente. Se actualiza con ello la visión que la Comisión Europea publicó en 2019, adaptándola a los nuevos desafíos y nuevas estrategias europeas De la Granja a la Mesa, Biodiversidad y Economía circular, entre otras.

En este sentido, Cooperativas Agro-alimentarias de España considera muy positivo que estas conclusiones insten a fomentar las cooperativas agroalimentarias como instrumento clave para crear, captar valor añadido y explotar todo el potencial que tiene la bioeconomía para los agricultores y ganaderos. Todos los Estados miembro consideran que los productores primarios deben tener una mayor integración en la cadena de valor de la bioeconomía y para ello subrayan que las cooperativas son un instrumento idóneo para ello.

Las instituciones comunitarias quieren fomentar la bioeconomía, no sólo por su potencial medioambiental, sino también, por el económico que supone para agricultores y ganaderos. La creación de valor para los subproductos, las energías renovables o la economía circular son acciones que pueden mejorar la rentabilidad de los agricultores y fomentar la sostenibilidad del sector agroalimentario.

Las instituciones comunitarias quieren fomentar la bioeconomía, no sólo por su potencial medioambiental, sino también, por el económico que supone para agricultores

Sin embargo, desde Cooperativas destacan que “España no aprovecha el potencial que los proyectos de bioeconomía circular impulsados por las cooperativas pueden tener”. Especialmente, indican, “las plantas dimensionadas de biogás y biometano, que pueden solucionar el reto de subproductos infrautilizados y residuos problemáticos, al mismo tiempo que generan gas renovable y distribuirlo territorialmente”.

Cooperativas Agro-alimentarias de España sostiene que, si se superan la burocracia y las barreras reglamentarias actuales, se podrían producir miles de toneladas de biofertilizantes y enmiendas orgánicas que ayudarán a secuestrar carbono en el suelo. Actualmente, España se sitúa a la cola de Europa en el uso de estas tecnologías y, o se produce un cambio de rumbo, o se perpetuará la situación.