Olimerca.-  Si hay un mes que va a pasar a la historia del sector del aceite de oliva como el más convulso, ese va a ser marzo de 2022. Cuando el sector arrastraba ya varios meses una prolongada sequía, de repente nos encontramos con que Rusia invade Ucrania y desata la locura del aceite de girasol, que supuso entrar en una espiral alcista de los precios del oliva, el desabastecimiento en los lineales, etc…. Y si esto parecía poco, nos llega la huelga de transportistas que han venido a poner la guinda a un pastel de confusión e inseguridad en todos los ámbitos empresariales y que esperamos que se desconvoque hoy.

Y tras cuatro semanas de locos, ahora que parece que las aguas vuelven a la normalidad, es ahora cuando toca recuperar el aliento y analizar cómo actuar de cara a las próximas semanas. Sobre todo, porque hay dos factores muy importantes a tener en cuenta: ha llovido generosamente en Andalucía, en algunas zonas más que en otras, pero que han dado un cierto alivio al campo, y además la campaña actual hay aceite más que suficiente para comercializar.

Hemos despejado la incógnita de la próxima floración en el olivar. De momento el agua caída sin duda que ayudará a que el olivo nos de lo mejor de sí; aunque habrá que estar pendiente de los próximos meses y si se podrá contar con riego de apoyo de cara al verano. 

Y ahora toca despejar otro buen número de incógnitas:

  • Cómo será el comportamiento de la demanda del consumidor, tras un mes de acaparamiento de botellas de aceites en los lineales.
  • Cómo se comportarán los precios del aceite de oliva en origen, sobre todo, cuando las almazaras y cooperativas se enfrentan a una ralentización de la demanda por parte de la industria refinadora y envasadora.
  • Evolución de las exportaciones y del mercado interior, para evitar que nos encontremos con un enlace entre campañas superior a las 600.000 toneladas.

De momento, lo que se ha visto en el mercado es la entrada de algunos operadores que han provocado que la oferta de aceite de oliva en origen muestre una rebaja de los precios en torno a los 200 €/ton, aunque algunos opinan que puede ser ficticio, dado que no está siendo acompañada por parte de la demanda de los industriales envasadores.

Al cierre de este diario, el precio de un aceite lampante se fijaba en la horquilla de los 3,30€/kg y los 3,25€/kg, mientras que para la categoría de aceite de oliva virgen en origen se podía mover el precio entre los 3,40€/kg y los 3,50€/kg.

También en la categoría virgen extra se observaba una oferta en un abanico que va desde los 3,50€/kg a los 3,70€/kg.

Se nota que hay interés de recuperar la normalidad lo antes posible, dado que cerrar en estos momentos las bodegas no puede conducir a una situación acorde con las necesidades que tiene el mercado español y sus operadores. Hay mucho aceite disponible y hay que gestionar las bodegas de manera coherente de aquí a finales de septiembre.