Olimerca.- A pesar de que el conjunto de operadores del mercado del aceite de oliva llevaba semanas totalmente concienciado sobre los problemas a los que nos enfrentábamos en esta campaña 2022/23, operando con escasos volúmenes para no provocar más tensión en los precios, el hecho de conocer las estimaciones de la Junta de Andalucía ha provocado que los productores se cierren en banda a vender y que los envasadores se enfrenten a una escalada de precios sin precedentes.

Y es que a una parte del sector le cuesta creer las cifras oficiales, lo que ha provocado una gran incertidumbre e inseguridad.

Así, al cierre de esta primera semana del mes de octubre, comprar aceite de oliva en origen se ha convertido en una actividad de alto riesgo. De hecho, muchos envasadores han salido al mercado con un alto nivel de pánico buscando algunas partidas que ha provocado que los precios de los aceites de oliva de la pasada campaña se coticen por encima de los 4,25€/kg en el caso de los vírgenes y los 4,50€ para un virgen extra. Y si hablamos de los nuevos AOVEs lo más económico estaba en los 4,60€/kg.

Llegados a este punto consideramos que esta escalada alcista puede convertirse en una auténtica losa en el corto plazo, porque no está ni analizada ni racionalizada. Desde luego que para los agricultores va ser gloria bendita porque sus aceitunas van a valer como nunca (entre 0,80 y 1,00€/kg) en unas fechas donde tradicionalmente se negociaba con precios bajos.

A los envasadores no les va a quedar más alternativa que aguantar y tirar de los aceites de oliva almacenados y renegociar con la gran distribución los precios en los lineales si no queremos que el consumo se nos caiga un 25%, sobre todo con un aceite de girasol que en origen cuesta ya el refinado 1.500€/ton y que cada día que pasa el aceite de orujo de oliva recupera su espacio en el lineal.