Olimerca.- Las nuevas plantaciones en seto suponen una amenaza al modelo tradicional porque “se benefician de precios del aceite de oliva históricamente superiores al de otras grasas, precios que daban un pequeño margen de maniobra al olivar tradicional cuando éste era el único que existía”. Así lo aseguran desde la Asociación del Olivar Tradicional, Asolite.

Añaden que “hoy día, con el aumento de costes y dificultades de acceso a la mano de obra, dejan fuera al olivar tradicional y sólo rentable a los olivares de alta producción, siendo productos distintos en calidad e implicación social y ambiental. 

Así, apuntan que si el olivar tradicional permaneciese en esta situación de baja rentabilidad y fuera parcialmente abandonado, “arrastraría al mercado del aceite a una situación de déficit productivo crónico, al margen de la gravedad de provocar un colapso social de la población rural ligada al territorio del olivar tradicional, el paisaje de más de dos millones de hectáreas, más de 1000 pueblos en toda España y cerca de 400.000 explotaciones de las que viven directa e indirectamente más de dos millones de personas”. 

Desde el punto de vista de Asolite, “la reconversión del olivar tradicional, dada la magnitud de su extensión y las limitaciones agronómicas sobre las que se asienta, no es una solución alcanzable ni siquiera a medio plazo, y sólo la puesta en valor de su producto y la ayuda a su sostenibilidad pueden ofrecer garantías de viabilidad presente y futura”. 

Cómo ser más competitivo
Consideran que “el olivar tradicional solo desea ser competitivo para poder sobrevivir. Y esa competitividad tiene que venir de figuras absolutamente diferenciadas que reconozcan su calidad de producto, sin que otro tipo de olivares industriales puedan apropiarse de su mensaje dirigido al consumidor”. 

Para ello, considera que debería haber una serie de líneas de trabajo que pasan por: 

  • Crear una marca colectiva, que englobe sólo su producto sin fraude de otro tipo de producciones, la cual sería luego sujeta a trabajo de posicionamiento en los mercados con el objetivo de ser mejor pagado; 
  • Aumentar el acceso a recursos subvencionados o transformaciones que permitan mejorar su competitividad, con la ayuda del Estado; 
  • Delimitar modelos productivos que separen aquellas oliviculturas especulativas propias de fondos de inversión, que buscan obtener rápidos beneficios, plantaciones en seto todas ellas, de las tradicionales practicadas por agricultores que tienen como objetivo la economía familiar y local, sostenibles y ligadas al territorio, con valores sociales y ambientales.