Olimerca.-  Acaban de cumplirse cuatro décadas desde que se dieron a conocer los primeros beneficios de la Dieta Mediterránea para la salud. El origen de esta investigación le encontramos en el trabajo del biólogo Ancel Keys, que se embarcó en la primera fase del Estudio con la participación de siete países en 1958, en el que teorizó que los patrones de alimentación y los hábitos de estilo de vida podrían contribuir al riesgo general de una persona de enfermedad coronaria.

La Universidad de Harvard publicó el estudio el 29 de febrero de 1980, momento en el que Keys ya se había convencido de los beneficios para la salud que le reportaba la "Dieta Mediterránea" 

Investigación
Para comenzar a explorar la posible correlación entre los factores del estilo de vida y la enfermedad, Keys, que trabaja en la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Minnesota, se inspiró en que la incidencia de enfermedad coronaria (CHD) era mayor en los ejecutivos estadounidenses ricos y de mediana edad que en sus homólogos europeos.

Para corroborarlo, Keys y sus colegas investigadores reunieron un grupo de personas que participaron en el estudio, procedentes de Estados Unidos, Grecia, Italia, Finlandia, Japón y la ex Yugoslavia. Partía de la hipótesis de que las tasas de CHD variarían en cada población, de acuerdo con sus características físicas, estilo de vida y niveles de colesterol.

Los participantes del estudio de cada país, hombres sanos entre las edades de 40-59 al comienzo de la investigación, fueron evaluados para las mediciones de referencia y posteriormente rastreados cuidadosamente para detectar signos de CHD durante los siguientes 25 años. Los participantes fueron evaluados a intervalos de cinco años y proporcionaron informes sobre sus hábitos alimenticios y de estilo de vida, como el ejercicio y el tabaquismo.

Desde 1983 hasta 2000, los investigadores añadieron pruebas de detección del deterioro cognitivo, a medida que la población de estudio envejecía entre los 80 y 90 años. Tras 25 años de estudio se comprobó que existe una correlación directa entre la dieta y la salud del corazón. Se corroboró que os hombres que vivían en Italia y Grecia, con una dieta similar, tenían una menor incidencia de enfermedad coronaria que aquellos de Japón, que también comían principalmente a base de plantas.

La dieta japonesa era muy baja en grasas, mientras que la dieta mediterránea era relativamente alta en grasas, con un 35% de sus calorías provenientes de grasas no saturadas, principalmente en forma de aceite de oliva. El estudio encontró que Finlandia y los Estados Unidos tenían las tasas más altas de CHD debido a las dietas ricas en grasas animales saturadas.

Reconocimientos
Cuarenta años después de la publicación del estudio histórico de Key, la dieta mediterránea sigue siendo relevante hoy en día. US News & World Report la nombró como la Mejor dieta general, Mejor dieta basada en plantas, Mejor dieta para la diabetes, Mejor dieta para una alimentación saludable y Dieta más fácil de seguir.

Por su parte, la American Heart Association y la American Diabetes Association recomiendan la dieta como un patrón dietético saludable que puede reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares y diabetes tipo 2, respectivamente, y reconocido por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial que debe protegerse.