Olimerca.- La Universidad de Córdoba está liderando una revolución tecnológica basada en la monitorización del aire gracias al proyecto europeo Sylva, que permitirá identificar de forma automática y en tiempo real las partículas biológicas presentes en la atmósfera, como el polen y las esporas de hongos.

Esta tecnología, en la que está trabajando un grupo de investigación del Departamento de Botánica, Ecología y Fisiología Vegetal de la Universidad de Córdoba (UCO), ayudará tanto a la previsión de cosechas como a la detección de enfermedades fúngicas en el olivar, permitiendo un uso más preciso y sostenible de tratamientos fitosanitarios.

Esta tecnología ayudará tanto a la previsión de cosechas como a la detección de enfermedades fúngicas en el olivar, permitiendo un uso más preciso y sostenible de tratamientos fitosanitarios

Pero eso no es todo. Esta nuevo descubrimiento supondrá un salto frente a los métodos tradicionales, que requieren de muchos días de análisis manual y no ofrecen datos inmediatos, según apuntan los investigadores. 

Coordinado en España por la catedrática Carmen Galán Soldevilla, el proyecto evalúa la eficacia de sensores automáticos en tres zonas climáticamente extremas: la Laponia finlandesa, los Alpes suizos y Córdoba, convertida en el primer punto del sur de Europa en utilizar estos sistemas, según destaca el investigador José Oteros.  “En Córdoba tenemos el primer punto del Sur de Europa, el primer punto mediterráneo que cuenta con esta tecnología", según Oteros, quien reconoce esto convierte al centro cordobés en un referente para toda la cuenca mediterránea. 

IA entrenada para recopilar datos 

Los sistemas automáticos que se están evaluando utilizan dos métodos principales: identificación mediante imágenes digitales y citometría de flujo. Según Oteros, "tenemos dos paradigmas: en uno, una máquina hace fotos y una inteligencia artificial las identifica; y en el otro, las partículas son escaneadas en el aire, pasando una a una por un túnel de láser y sensores que las caracterizan en tiempo real".

Esta información tendrá múltiples aplicaciones: desde alertar a personas alérgicas, hasta detectar enfermedades en cultivos como el olivo o el viñedo, contribuyendo a un uso más eficiente de tratamientos agrícolas. También permitirá estudiar con precisión los efectos del cambio climático sobre la vegetación, asegura la UCO.

Sin embargo, uno de los mayores retos a los que se ha enfrentado el equipo de investigación ha sido entrenar los algoritmos con muestras locales, lo que ha exigido crear desde cero una base de datos visual del polen de la región. Además, las condiciones particulares de Córdoba, como el calor extremo o las intrusiones de polvo sahariano, suponen un desafío adicional para el funcionamiento de los sensores. 

Los datos generados se comparten ya en plataformas europeas como el portal EBAS, y las bases de datos de referencia están disponibles públicamente en la web del proyecto.

Sobre el impacto que este avance tendrá para toda la región, Galán explicó que el conocimiento acumulado beneficiará a toda la cuenca mediterránea "cuando entrenemos los sistemas". “Estamos sentando las bases para una red europea de alerta biológica en tiempo real”, concluyó.