Olimerca.- La Comisión Europea acaba de dar a conocer un informe elaborado por  la Dirección General de Agricultura y Desarrollo Rural en colaboración con el Joint Research Centre (JRC), en el que se hace un análisis de la situación actual del cultivo, el consumo y la comercialización del aceite de oliva a nivel comunitario y sobre todo analiza cómo evolucionarán estos parámetros de cara a los próximos 10 años. Las grandes cifras se resumen así:

Producción
La producción de aceite de oliva en la UE se concentra en cuatro estados miembros: España, Portugal, Italia y Grecia, que representan el 99% de la producción europea y que a su vez supone dos tercios de la producción mundial.

La dinámica de la producción en los Estados miembros productores durante la última década se caracteriza por una fuerte volatilidad causada por las condiciones climáticas y en particular por la sequía que afecta de manera importante a España e Italia.

En España y Portugal se observa una tendencia creciente de nuevas plantaciones de cultivo con sistemas de riego y una clara apuesta por los  sistemas intensivos, sustituyendo las extensas extensiones tradicionales. Por el contrario, en Italia y Grecia, la producción se ha estancado en la última década, haciendo mención a una cierta disminución de la superficie en Italia. No obstante, la crisis económica ha pasado factura al olivar como lo demuestra el hecho de que las superficies de regadío en España se han frenado en estos años, aunque ahora parece que se va recuperando gradualmente.

Esto debería permitir un constante aumento de la producción en la Península Ibérica (aproximadamente un 1% anual hasta 2026, lo que supondrá contar con un 10% más en total durante el período). En Italia y Grecia, se espera que la producción se estabilice relativamente, ligeramente decreciente en Italia (-1% en el decenio), mientras que aumentará ligeramente en Grecia (+2%) entre 2016 y 2026. Tal evolución podría verse afectada por las condiciones climáticas específicas de cada año, en un contexto general donde la disponibilidad de agua y la calidad del aceite de oliva es una preocupación creciente.

Consumo
La evolución del consumo del aceite de oliva se ha caracterizado por una disminución regular en los tres principales Estados miembros en la última década, provocado sobre todo por la crisis económica que ha afectado en gran medida las economías domésticas. No obstante, las previsiones apuntan hacia una cierta estabilización y una ralentización de la caída del consumo (-6% en total para la próxima década). Esta disminución en los países productores del arco mediterráneo, con una tasa per cápita de más de 10 kg por persona, significa que grandes cantidades de aceite de oliva no encontrarán un destino en estos mercados, por lo que habrá que compensarlo con el consumo de otros países del ámbito comunitario donde la demanda per cápita se sitúa en el entorno de 1Kg por año y por supuesto otros países del resto del mundo.

Importaciones - Exportaciones
El incremento de las producciones en otros países a nivel mediterráneo y mundial sin duda que van a modificar el comportamiento de las importaciones y exportaciones. Concretamente, podremos asistir a un cambio de tendencia e incluso se podrán ver cambios en las prácticas de importación en régimen de perfeccionamiento activo

Si tenemos en cuenta el aumento de la demanda mundial de aceite de oliva, la estrategia de la industria envasadora europea debería de enfocarse en posicionarse con sus propias marcas de renombre así como en las Denominaciones de Origen Protegidas.

En este contexto, las exportaciones seguirán manteniendo la fuerte tendencia creciente (+60% en los últimos 10 años, +45% sobre los 10 próximos años). Un crecimiento muy necesario para garantizar un equilibrio en el sector.

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