En un escenario económico marcado por la volatilidad y la incertidumbre, el sector agrícola, en particular el de las fincas rústicas y el olivar, emerge como una opción atractiva y segura para los inversores institucionales. Desde el año 2020, el precio de la tierra ha experimentado un notable aumento del 41%, en contraste con la caída del 10% en el índice bursátil IBEX. Este desempeño posiciona al activo de la tierra como una inversión estable y diversificada, especialmente frente a los vaivenes del mercado inmobiliario urbano, que aún no se ha recuperado por completo de la crisis de las subprime de 2008.

La estabilidad y diversificación que ofrece el mercado de las fincas rústicas y el olivar lo posicionan como una alternativa segura en un contexto de volatilidad financiera y económica.

La pandemia y la inflación han impulsado aún más el interés por las fincas rústicas, que se perciben como oasis de estabilidad y oportunidad. Los compradores buscan diversificar sus inversiones y experimentar el estilo de vida que ofrece el campo, desde actividades agrícolas hasta el ocio y la ganadería. La versatilidad de usos que ofrecen estas propiedades las hace sumamente atractivas tanto para inversores como para particulares.

Aunque el año 2023 registró un ligero descenso del 5,9% en las operaciones de compra-venta de fincas rústicas en España, este dato aún supone un aumento del 5,4% en comparación con los niveles previos a la pandemia. Las transmisiones por herencia alcanzaron cifras históricas, representando el 40,8% del total de fincas transmitidas ese año. Este aumento indica una creciente confianza en el potencial a largo plazo de este mercado.

Desafíos del sector del olivar
El sector del olivar, en particular, destaca en provincias como Córdoba, Jaén y Sevilla, donde se concentra una parte significativa de los anuncios de venta y los precios medios por hectárea son competitivos. Sin embargo, el sector enfrenta desafíos, como el cambio climático y la escasez de mano de obra, que requieren una respuesta adaptativa y tecnológica por parte de los inversores y gestores de activos particulares.

La industria del aceite de oliva en España tiene por delante una serie de desafíos tanto internos como externos que afectan su rentabilidad y competitividad.

La variabilidad en las cosechas de aceitunas influye significativamente en los costes operativos, especialmente para las explotaciones tradicionales que no son mecanizables, lo que conduce a una alta volatilidad en los precios del aceite de oliva. A pesar de estos obstáculos, el país sigue siendo líder mundial en la producción y exportación de aceite de oliva y está trabajando para mantener esta posición en el futuro. Se espera un aumento en la inversión en el sector en el año 2024, con un 85% de los encuestados mostrando intenciones de comprar o alquilar fincas rústicas según la encuesta realizada a los asistentes al Congreso Ibérico de Fincas Rústicas 2024.

En resumen, el sector de las fincas rústicas y el olivar ofrece oportunidades de inversión sólidas y estables en un entorno económico incierto. Con un crecimiento constante y una demanda sostenida, este mercado se consolida como un pilar fundamental para la economía agrícola y como una opción atractiva para los inversores institucionales en busca de rendimientos consistentes a largo plazo.

Además, la capacidad de recuperación del sector, evidenciada por su desempeño incluso en épocas de crisis económicas y pandemias, lo convierte en una opción aún más atractiva para los inversores. La estabilidad y diversificación que ofrece el mercado de las fincas rústicas y el olivar lo posicionan como una alternativa segura en un contexto de volatilidad financiera y económica.

En conclusión, el auge del sector de las fincas rústicas y el olivar representa una oportunidad única para los inversores institucionales y particulares en busca de estabilidad y rendimientos a largo plazo. Con un mercado en constante crecimiento y una demanda sostenida, este sector se consolida como un pilar fundamental para la economía agrícola y como una opción atractiva para los inversores en un entorno económico incierto.