Olimerca.-  A pesar de que el aceite de oliva en España es uno de los productos agroalimentarios más regulados y controlados con muy distintas normativas y legislaciones comunitarias y nacionales, desde el campo al envasado; todavía hay aspectos que necesitarían ser abordados para mejorar la información que se ofrece al consumidor. Hablamos de la información que ofrece la etiqueta de una botella de aceite de oliva y como le llega al consumidor.

En un contexto de altos precios, hay que destacar la argucia de algunas empresas envasadoras que son capaces de ofrecer al consumidor productos cuando menos confusos o no suficientemente transparentes en sus etiquetas. El último ejemplo que hemos podido encontrar en el lineal es la marca Grandioso, propiedad de la empresa Aceites Rosil ubicada en la localidad de Dos Hermanas de Sevilla.

Un aceite que se etiqueta como ideal para cocinar y que contiene una mezcla de aceite de girasol y aceite de oliva virgen, algo que su elaboración y comercialización está totalmente prohibido por la legislación española…. Salvo que este preparado graso haya sido envasado fuera de España, como por ejemplo Portugal, algo que si se refleja en el etiquetado.
Un preparado graso que además tiene el mejor precio en el lineal frente a los aceites de oliva e incluso orujo de oliva:  2,89€/litro lo que sin duda es el mejor gancho que tiene esta empresa para convencer al consumidor.

En el sector español del aceite de oliva no todo vale. No hay que olvidar que en los lineales los consumidores nunca han encontrado aceites de oliva de ninguna marca que incorpore aceite de semillas mezclados, con lo que a nadie se le va a ocurrir mirar las etiquetas en la búsqueda de qué ingredientes tiene la marca Grandioso, sobre todo cuando dicha marca resulta ser más conocida en el lineal por su presentación como aceite de oliva virgen extra, como se puede ver en la web oficial de la empresa

Desde la Comisión Europea se recoge una norma en la que se dice que toda la información que se indica en una etiqueta debe de demostrarse y más si está relacionada con el sabor

Una historia larga en el tiempo
Tras la desaparición de los grados de acidez en el etiquetado de los aceites de oliva, hace ya más de  20 años, y que todavía alguna marca sigue manejando a su discrección aunque no sea del todo legal, el tema del etiquetado y de la información al consumidor sigue siendo un problema sin resolver y que necesita de soluciones urgentes si no queremos que el consumidor siga sufriendo engaños encontrando confusión y mala información sobre los aceites que encuentra en el lineal. Hay que buscar soluciones no sólo a las mezclas, también a términos que actualmente se utilizan en el etiquetado como suave, extra suave etc…

Como todo el sector sabe, sobre todo el industrial envasador que es el que se enfrenta al problema de hacer llegar al consumidor sus productos, desde la Comisión Europea se recoge una norma en la que se dice que toda la información que se indica en una etiqueta debe de demostrarse y más si está relacionada con el sabor.

En este contexto sería necesario que las distintas administraciones abordasen ya este tema lo antes posible para poner orden y mejorar la información al consumidor.

Otros ejemplos a controlar
Y por último, en el mercado de los aceites envasados el problema del etiquetado no es algo que haya que dejar pasar porque la astucia y el ingenio de algunos podrían provocar una auténtica catástrofe en el conjunto del sector.
Y por poner algún otro ejemplo a lo dicho anteriormente y que nos haga reflexionar, conviene recordar aquella ocasión en la que se pudo encontrar en el lineal una botella de aceite de orujo en el que en su etiquetado indicaba que procedían de aceitunas de la variedad picual. Y aquel otro aceite de oliva virgen extra que se etiquetaba como de la máxima calidad y en su composición se recogía que contenía un 65% de virgen extra.

Nieves Ortega

Directora