Olimerca.- Un grupo de investigadores pertenecientes al departamento de Biología Celular, Genética y Fisiología del Instituto de Hortofruticultura Subtropical y Mediterránea ‘La Mayora’, un centro mixto de la Universidad de Málaga y el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC),  ha identificado por primera vez más de 2.250 genes implicados en el porte o la arquitectura del olivo.

Este material genético determina aspectos de su crecimiento como la altura, el tamaño de la copa o la cantidad de ramas. A partir de este trabajo, se pueden seleccionar aquellas características genéticas que mejor se adapten a las necesidades de los sistemas de cultivo actuales y aumenten la producción.

Los expertos señalan que la arquitectura o morfología de la planta, en este caso, el olivo, está determinada por dos variables: los factores ambientales (condiciones de sequía o humedad, nutrientes, forma del terreno, poda…) y la composición genética, que informa sobre aspectos tan variados como la altura, el diseño de la copa o la cantidad y distribución de las ramas.

“Esa arquitectura, en la mayoría de las variedades de olivo, no está bien adaptada a las actuales tendencias agrícolas, como los cultivos intensivos, que suponen pasar de 100 árboles por hectárea a 400”. 

Para obtener variedades que se adapten a ésta y otras prácticas de cultivo, los investigadores han buscado los elementos candidatos a ser responsables de un aspecto u otro del olivo. “Por ejemplo, hemos encontrado material genético relacionado con la mayor o menor actividad de los brotes de las ramas; genes implicados en la producción de hormonas que influyen en el crecimiento y otros vinculados a la producción de celulosa. Ésta determina, por ejemplo, que una rama sea más rígida o flexible y, por tanto, que el porte del olivo sea erecto o llorón”, indica Carmen R. Beuzón, investigadora responsable del proyecto.

La identificación de este material genético se realizó a partir del análisis de más de 30.000 genes, presentes en cuatro variedades de olivo: picual, arbequina, chiquitita y arbosana. “Hemos comparado el perfil de genes que se expresan en árboles con arquitectura o aspecto muy diferente pero que también tengan un interés comercial. Por ejemplo, picual es la que se cultiva en mayor número de hectáreas y arbequina genera la mayor producción de aceituna para aceite”, añade la investigadora.

Los resultados obtenidos, recogidos en el artículo ‘Transcriptomic analysis using olive varieties and breeding progenies identifies candidate genes involved in plant architecture’, publicado en la revista ‘Frontiers in plant science', son una herramienta útil para seleccionar variedades que, según su aspecto, aumenten el rendimiento del olivar. 

El próximo objetivo de los investigadores es la secuenciación del genoma completo del olivo, un proyecto liderado por Francisco Luque, de la Universidad de Jaén, y el Instituto de Formación Agraria y Pesquera (IFAPA) de Córdoba. “Hasta ahora, se conocen transcriptomas del olivo, es decir, conjuntos de genes que se expresan en una actividad concreta, pero nunca se ha abordado un estudio completo. A pesar de ser un cultivo emblemático, se desconocen las claves que regulan su funcionamiento”, concluye la autora.