Olimerca.- Las tendencias del mercado de aceite se mantienen este año como en 2016, o mejor dicho, se agudizan. Los precios siguen al alza, las diferencias entre oliva y semillas (girasol) se agrandan y el consumidor sigue practicando el mismo gesto en el lineal, ver precio, comparar y la opción más económica, a la cesta.

Concretamente, con cifras de año móvil cerrado a agosto, el precio del litro del aceite de semillas apenas supera el euro y ganó nada menos que tres puntos de cuota en apenas un año hasta el 42% del total ventas de aceite por volumen, según la consultora AC Nielsen.

De este modo, la variedad más económica lo es cada vez más, hasta 2,7 euros de diferencia con respecto al aceite de oliva suave, que perdió dos puntos de cuota en doce meses. Así, un consumidor debe desembolsar ahora de media por un litro de oliva suave 3,79 euros.

Y es que el precio en determinadas categorías siempre importa y el aceite es una de ellas. Precisamente, es reseñable la mayor rentabilidad de sus promociones. De hecho, aunque hay menos promociones, éstas funcionan mejor, de tal modo que la intensidad promocional en los últimos cinco años descendió un 20,3%, pero su eficiencia mejoró un 9,8%.

Esta es una buena noticia para un mercado, el del aceite, al que le cuesta encontrar crecimiento sano, es decir, el que no viene asociado a una subida de precios solamente, sino el que tiene al consumidor de aliado y compra más aunque sea un poco más caro.

Por otra parte, el aceite de oliva virgen, que es la variedad tradicionalmente más cara, en el último año lo es mucho más pero esto no penalizó sus ventas. En concreto, si hace un año costaba el litro 4,5 euros, ahora supera los 4,6 euros y aún así es capaz de aumentar su cuota de mercado en casi dos puntos.

Esta tendencia en ningún caso es contradictoria, simplemente hay una parte de consumidores que buscan un alto valor añadido en los productos que compran y que están dispuestos a pagar ese plus de precio. De hecho, si observamos la tendencia del “premium” en el mercado de gran consumo, sus ventas duplican el crecimiento de los productos convencionales (marcas de fabricante), por lo que se ha consolidado como uno de los grandes drivers de crecimiento del sector.

Por tanto, a pesar las subidas de precio y de un consumidor que cambia de una variedad a otra en función de su importe, la mejora de la rentabilidad de las promociones y el auge del premium nos recuerdan que no todo son malas noticias.