Olimerca.- Sigue abierta la herida de la catalogación de los AOV a través de la evaluación organoléptica, tal y como se puso de manifiesto la semana pasada con las declaraciones abiertas de las Asociaciones profesionales Anierac – Asoliva y la respuesta de otra parte del sector de los AOVEs, con DOP, empresas, asociaciones del sector, distintas diputaciones, etc.

Las asociaciones profesionales Anierac y Asoliva han afirmado que no están en contra del panel test y en este sentido “han recomendado a sus empresas asociadas que prioricen sus compras en aquellas almazaras que vendan sus aceites acreditados con el correspondiente certificado de cata; y al mismo tiempo aprovechan para denunciar que a fecha de hoy, lamentablemente esto no se está cumpliendo.

Consideran que las almazaras deberían pregonar con el ejemplo proporcionando a la industria los boletines de calificación de sus aceites Vírgenes y Extra Vírgenes, de esta forma estarían colaborando en la trasparencia del mercado y minimizando la inseguridad jurídica a la que está sometida la industria.

Se considera imprescindible subsanar los problemas que presenta y acometer una serie de mejoras en su aplicación

Lo más curioso es que desde el propio sector cooperativo se está defendiendo, en parte, la postura de los industriales envasadores y exportadores y en este sentido defienden que el problema del Panel Test se ha agravado en los últimos años con la internacionalización del aceite de oliva, ya que han surgido nuevos paneles en zonas no productoras, poco habituadas a este producto, con un aumento en la variabilidad de los resultados.

Por ello. desde cooperativas se considera que es importante dejar constancia de que el aceite de oliva es el único alimento al que se exige en su control oficial una evaluación organoléptica para su clasificación. Y aunque se reconoce la importancia de este método en la clasificación de los aceites, se considera imprescindible subsanar los problemas que presenta y acometer una serie de mejoras en su aplicación.

Así, el procedimiento de control organoléptico del aceite de oliva debería incluir la opción de que el vendedor de un aceite pudiese estar cubierto en su responsabilidad por una cata realizada al aceite previamente a su comercialización. Esta cata deberá ser realizada por un panel oficial, dándose valor legal al boletín organoléptico emitido por éste durante un periodo de un año.

Durante este periodo, el control que deberán hacerse a estos aceites es el de autenticidad, comprobando que el aceite vendido es el mismo que el que en su día se analizó. Esta opción sería un avance de enorme importancia para el sector, a pesar de que para ello fuese necesario exigir a dichos lotes el cumplimiento de unos parámetros (tanto fisicoquímicos como organolépticos) más estrictos que los que marca la normativa actual.