Olimerca.- El aceite de oliva, al igual que anteriormente se dio en el vino, ha sufrido una profunda transformación desde hace unos años. Si nos detenemos a analizar la evolución experimentada por el sector productor del aceite de oliva detectamos que todavía existen muchas empresas que tienen que avanzar en sus procesos de crecimiento, al igual que ya lo han hecho las grandes sociedades y, aquellas que quieran permanecer, deberán hacerlo tarde o temprano.

A continuación vamos a desgranar cómo se ha producido y cuáles han sido los factores críticos y necesarios para el éxito de la misma. En cualquier caso, nos resulta imprescindible que la almazara o cooperativa que quiera sobrevivir en un entorno tan competitivo, tendrá que llevarlas a cabo.

Los grandes procesos

Los cuatro grandes procesos que llevan a una empresa del sector a ser del siglo XXI son: la profesionalización, la revolución técnica, la internacionalización y, la que está pendiente en gran parte del sector, la concentración. En cada una de estos movimientos se han producido importantes oportunidades, muchas de ellas aprovechadas por las empresas que han sido pioneras en los mismos.

1)    La profesionalización de la empresa.
Este es uno de los grandes retos que una empresa debe llevar a cabo para poder competir en un entorno económico tan complejo. De los cuatro grandes cambios, este es el único proceso transversal ya que se debería aplicar a cada uno de las áreas de la compañía. Además, este será el factor catalizador del resto de transformaciones dentro de la empresa, ya que proporcionará el conocimiento específico para poder abordarlos.

La importancia de contar con profesionales en áreas como la parte técnica, la de calidad, la de gestión, la de comercialización o la de la internacionalización, resulta crítica para convertirse en una sociedad competitiva. Cuando hablas con personas involucradas en el sector, la gran barrera que se levanta para facilitar esta profesionalización es de naturaleza económica, debido a la gran inversión que se debe realizar en estos recursos especializados y que muchas de estas empresas no consideran imprescindibles o, en muchos casos, a que no disponen de recursos financieros para abordarla.

2)    La revolución técnica y tecnológica.
Solo hay que echar la vista atrás y acercarnos a la última edición de la feria Expoliva para comprobar los grandes avances que se han introducido en el cultivo, cuidado y producción del aceite de oliva en los últimos tiempos. En este sentido, hemos visto como se han introducido sistemas para incrementar la productividad como son el intensivo y el superintensivo, también a la hora de recolectar el fruto; en su cuidado y en la elaboración del aceite de oliva virgen extra donde encontramos el máximo exponente en aquel elaborado con aceituna cosechada tempranamente y extracción en frio que han dado lugar a aceites de oliva virgen extra gourmet, alzando al aceite de oliva a la categoría de producto de culto. El resultado de esta revolución se ve reflejada en el incremento de la productividad y aumento de la calidad del producto final.

3)    La internacionalización de la comercialización.
El incremento del número de competidores y la crisis sobrevenida en el 2008 que provocó la caída del consumo interno, ha llevado a que, las empresas del sector, tuvieran que mirar a otros mercados y buscaran nuevos países para minimizar el riesgo de estar presente solo en España y, con ello, aumentar la rentabilidad al intentar reducir el número de eslabones en la distribución internacional.  Gracias a mi actividad en el ámbito internacional, podría decir que, en estos momentos, hay una gran sobreoferta en todos los rangos del producto: tanto de aceites gourmet, como de aceites de oliva más comerciales.

Esto ha provocado una saturación en la demanda que se ve reflejado en que el precio sea el criterio más importante de selección, salvo aquellos productores o comercializadores que han conseguido crear una marca reconocida. Eso hace que, aquella empresa que quisiera triunfar en mercados exteriores y darle una continuidad, necesita un gran esfuerzo en tiempo y dinero pero, sobre todo, debe ir trabajando en un reconocimiento de marca para que el criterio de selección no sea el precio únicamente. Y esto resulta realmente complicado para una pequeña empresa del sector.

En muchas ocasiones sigo escuchando que la solución pasa por producir aceites de oliva virgen extra de calidad superior y venderlo a un precio alto en los mercados internacionales. Pues bien, mi opinión es que el sector del aceite de gourmet está muy saturado y, por tanto, solo aquellas almazaras o empresas que emprendieron este camino hace tiempo, han conseguido tener un hueco en este posicionamiento.

Y en relación a los mercados internacionales, creo que requieren una gran constancia en tiempo y un esfuerzo económico tan grande para ser abordado por una almazara o empresa con recursos limitados que la mayoría no puede llevarlo a cabo o se quedan en el camino. La sobreoferta internacional hace que los grandes distribuidores internacionales tengan como único criterio de selección el precio.

Con lo que resulta muy complicado dar una continuidad a este negocio internacional, viendo, en muchos casos, que el esfuerzo económico realizado en este ámbito, se pierde con el tiempo al no tener un control de la red comercial.

La cuarta revolución: la concentración
Todo lo expuesto anteriormente nos obliga a un proceso de concentración de la producción, la cuarta revolución. Este proceso no es nuevo, ya que comenzó con ejemplos como la antigua Hojiblanca, actual Dcoop, a principio de los años 2000. Pero podemos decir que, en los últimos años, se ha precipitado y se ha convertido en una causa de vida o muerte debido a la gran sobreoferta del sector. La producción no puede estar tan polarizada y, la única alternativa, para tener una capacidad negociadora frente a la gran distribución, la comercialización del granel y del envasado y la internacionalización, pasa por la concentración.

Los responsables de las distintas empresas del sector se van a tener que enfrentar con este reto si todavía no lo han hecho, y tendrán que estar a la altura. La pérdida de parte de las competencias puede generar mucho recelo, pero no hay otra alternativa en los momentos actuales. Finalmente, tendrán que decidirse por uno u otro grupo.

En este sentido destacaremos a grupos de concentración local como son, en Jaén, Jaencoop que es una cooperativa de segundo grado u Olivar de Segura; en Córdoba, destacamos, por ejemplo, las  almazaras Subbéticas o en Sevilla el gran trabajo que está realizando Oleoestepa. Además del nombrado Dcoop, queríamos también destacar el éxito de otro grupo, Interoleo, que aúna a veinticuatro almazaras, la mayoría jienenses, y que en los últimos meses ha dado el salto al ámbito nacional con la incorporación de una almazara de Ciudad Real.

España necesita más que nunca un gran sector del aceite de oliva. De muy pocos productos podemos presumir de ser los líderes a nivel mundial, pero es una pena el comprobar que gran parte de la riqueza que se genera se pierde en otros eslabones de la cadena comercial. Para poder incrementar esta riqueza y que esta revierta sobre el sector productor y con ello a los agricultores, consideramos imprescindible que el sector y sus empresas, aborden todas estas revoluciones y, cuanto antes lo hagan, mejor será su posicionamiento a la hora de la negociación.