Olimerca.- Ya sabemos todos que, en estas semanas de verano, cuando el que más o el que menos está de vacaciones en su merecido descanso, y sobre todo cuando no hay noticias de interés, es de lo más habitual que asistamos a los llamados “culebrones” que sin duda le dan algo de vidilla a este mercado tan apático en estas fechas.

Me refiero a las últimas especulaciones sobre lo que podrá dar de sí la próxima campaña de aceite de oliva. El objetivo es ir moviendo conciencias en el sector pensando ya en el futuro comportamiento de los precios y tratar de barrer el “ascua a su sardina”.

Cualquier excusa es buena para buscar el lado más dramático de parte de la producción: Si no es el estrés hídrico es la mosca del olivo o la ola de calor. Pero es curioso como siempre desde las organizaciones agrarias parece que su única misión es tratar de convencer al resto de la cadena de valor de algo que en muchas ocasiones se caen por su propio peso.

Y este verano han encontrado la justificación en el estrés hídrico que podría suponer para la provincia de Jaén una caída de la producción muy importante, hasta quedarse en tan sólo las 500.000 toneladas.

Utilizando un símil del juego del póker podemos decir que a algunos les gusta ir de “farol” por si cuela y así cerrar la puerta para que los operadores portugueses, que son los primeros que siempre salen al mercado a ofrecer sus aceites virgen extra de producción arbequina, a que no tiren los precios para que nuestros operadores no se vean afectados.

La verdad no tiene más que un camino y el campo por sí sólo dice mucho más de lo que muchos querrían que dijera. La cosecha que viene va a ser buena y si hemos conseguido una gran estabilidad en las cotizaciones durante los 9 meses anteriores por qué no podemos trabajar todos juntos en mantener estos precios antes que jugar al despiste.