En los últimos meses no ha habido medio de comunicación generalista que no haya incluido entre su programación informativa alguna referencia al comportamiento y la evolución de los precios del aceite de oliva; incluso, en vez de enfocar el problema en la sequía que ha provocado una cosecha inferior en un 56% a la campaña anterior, se han dedicado a poner el foco en el carácter inflacionista del aceite de oliva, en el encarecimiento de la cesta de la compra como consecuencia de los altos precios en el lineal, etc.

Una vez más, el consumidor es bombardeado con medias verdades, con informaciones no del todo exactas, lo que sin duda está ayudando a que el consumo interior de aceite de oliva esté en los momentos más bajos de los últimos años.

Una vez más, los periodistas se olvidan de defender que el aceite de oliva no es un producto más de la cesta de la compra, no es un producto que se pueda sustituir por otro sin más….. porque se olvidan de que el aceite de oliva es el principal alimento de la dieta mediterránea, se olvidan de las infinitas propiedades saludables que cada día se descubren en todo el mundo y centran su discurso en el precio y en la competencia con el aceite de girasol.

Por desgracia, el factor precio ha sido y es en la actualidad el factor predeterminante a la hora de que un consumidor adquiera un tipo de aceite vegetal en el lineal. Llevamos años con el discurso de que las campañas de promoción y difusión de la cultura y las propiedades saludables del aceite de oliva tienen que provenir del propio sector y esta batalla todavía está por ganar.

Redondear la ecuación
En cualquier caso, nadie duda ya que la demanda del aceite de oliva se basa sobre todo en el consumidor, y con él en la CALIDAD (características), COMODIDAD, GARANTÍA y FIDELIDAD, al aceite, y en función de todos estos redondea la ecuación: el PRECIO.

Está ya más que demostrado que:

  • a precios más altos el consumo baja, por dos razones: menor consumo y/o sustitución por otro tipo de aceite. Nadie lo puede negar a estas alturas. 
  • también está demostrado que el consumidor español cada día más fidelizado con su aceite de oliva asume más precio en circunstancias adversas. 

No tenemos la menor duda de que el aceite de oliva en España está descendiendo su consumo (aunque con lentitud) por su cada día más elevado precio. Tampoco dudamos de que los precios seguirán subiendo por la escasez en el origen y además por las expectativas de que también la próxima cosecha será escasa.

No obstante, nadie duda de que el aceite de oliva español tiene por delante un gran futuro por sus grandes producciones, por su gran calidad y enorme reconocimiento y demanda. No tenemos ninguna duda, así será, solo tendríamos que evitar en la medida de lo posible que se bloqueen más de lo necesario los precios. 

Conviene recordar ahora, cuando en 1995 desde la administración central se informó a la prensa de que los precios podrían llegar a 600 ptas/litro y finalmente así fue; y el mercado sufrió mucho tiempo este envite. Pero finalmente el sector recondujo con obstáculos, pero con serenidad, la situación y todo volvió a un cauce razonable y desde luego exitoso.

En la recta final de la campaña actual es necesario mantener un cierto clima de tranquilidad y evitar llegar a esos radicales precios de 10€/litro del que ya se habla en la cadena de valor del aceite de oliva.  Se impone la racionalidad y una estrategia que no sólo mire en el día de hoy, sino pensando en el precio que habrá el próximo año.

Nieves Ortega

Directora de Olimerca