Olimerca.- Si hay un producto agroalimentario complejo y difícil a la hora de su comercialización es el aceite de oliva. Los industriales envasadores y exportadores se enfrentan cada día no sólo a la problemática de defender sus precios de cara a la distribución comercial, sino que además en el otro lado de la balanza se enfrentan a un mercado de graneles en el que su precio varía día a día.


Y es que el aceite de oliva no es como otro sector agroalimentario, donde los precios se fijan al inicio de la campaña y son capaces de mantenerse dentro de una cierta estabilidad a lo largo del año. En el aceite de oliva son muchos los elementos que pueden distorsionar la estabilidad su comercialización. Y si a las dificultades de las compras de aceite en origen se unen las estrategias de la gran distribución, de utilizar con demasiada frecuencia el aceite de oliva como producto reclamo, nos encontramos con que los envasadores no tienen demasiadas salidas para defender sus marcas propias y se ven en muchas ocasiones obligados a apostar por las marcas blancas al menos para garantizarse unos ciertos volúmenes de venta. Es decir, lo que no ganan con las marcas propias, poder recuperarlo en parte con las MDD.


Y es que mientras que los consumidores sigan adquiriendo el aceite de oliva impulsado por el factor precio está claro que las marcas de la gran distribución seguirán manteniendo una cuota de mercado por encima del 68% en el mercado español, frente al 25% de cuota de mercado que tiene Italia.


En esta escasa valorización por parte del consumidor tiene en gran parte la culpa la misma distribución comercial, que cada dos por tres ofrece en sus centros comerciales aceites de oliva virgen e incluso extra con precios realmente fuera de la lógica del resto de la oferta en el lineal. Una de esas acciones la pudimos comprobar en los centros comerciales Carrefour durante el mes de febrero, cuando encontramos marcas de aceite de oliva genéricas elaboradas por cooperativas a un precio por debajo del marcado por las propias marcas blancas de Carrefour, de tal forma que el centro comercial salva su marca frente a los consumidores y juega con las cooperativas.


El salto que han dado las cooperativas en la gran distribución no ha sido ni es fácil, puesto que además de tener que garantizar ciertos volúmenes de aceites de oliva de calidad, están en muchas ocasiones obligados a someterse a los precios que ellos marquen. Y es que hablamos de una posición de dominancia sobre el sector más vulnerable, como es la cooperativa.