Olimerca.- El aceite de oliva y las aceitunas de mesa se encuentran entre los productos premium más exportables a Rusia, un mercado en el que, debido a prohibiciones y restricciones a la importación de numerosos productos gourmet trastocó su evolución pero que acelera ahora su transformación.

La percepción de España y de sus productos en este país es muy positiva, y existe un reconocimiento de nuestra gastronomía que ayuda a posicionar una amplia gama de productos, aunque se encuentra, en términos generales, por detrás de nuestro principal competidor, Italia.

Según datos del ICEX, el aceite de oliva y las aceitunas de mesa españolas dominan las ventas en la gama media, pero no en el sector premium, en el que destacan los italianos y griegos gracias al efecto arrastre del sector de la restauración.

En este sentido, el ICEX destaca el caso de Castillo de Canena, cuya gerente de área, Isabel Alameda, reconoce unos inicios “difíciles” en un mercado, el del aceite de oliva premium, dominado por los italianos. Sin embargo, tras varios viajes de prospección, agendas individuales realizadas con el ICEX y la identificación de los canales en los que su firma podría tener un hueco, consiguió cerrar un acuerdo de colaboración con un socio local que suministra al canal foodservice, al retail y al cliente final.

La directiva de esta firma jienense describe este mercado como complejo y con una idiosincrasia propia que hay que comprender, y también remarca la gran transformación que ha experimentado en los últimos años. “Hace más de una década, los clientes rusos buscaban el lujo europeo, el prestigio de una marca con un fuerte posicionamiento internacional, una buena imagen... Podría decirse que se valoraba más el continente que el contenido”, apunta.

Sin embargo, Alameda considera que, tras las crisis, los vetos o la profesionalización de todos los eslabones de la cadena del sector, “el cliente ruso actual no solo se deja llevar por el prestigio y el lujo, sino que busca también la calidad a buen precio, la trazabilidad y la innovación”.

Además, destaca el potencial de un mercado muy grande, que no es solo Moscú, en el que la imagen de España está bien valorada, por lo que apuesta por pensar en positivo. “El carácter ruso es de superación y estamos seguros de que en un futuro seguirá esta tendencia de adquirir productos españoles de calidad e innovadores que aporten un componente aspiracional, pero, al mismo tiempo, de seguridad alimentaria, saludable y sostenible”, concluye Isabel Alameda.