Ninfa de Anthocoris Nemorales buscando presas en botones florales

Olimerca.- El cultivo del olivar se enfrenta todos los años a numerosas plagas que tienen importantes repercusiones económicas en los agricultores. Concretamente, las pérdidas por Prays oleae o polilla del olivo generaron entre 1970 y 1997, solo en la provincia de Granada, unas caida media en las cosechas de 67 mil toneladas por año, valoradas en 20 millones de euros.

En este contexto,y coincidiendo con una de las etapas claves de incidencia de la plaga, investigadores de la Estación Experimental del Zaidín y la Universidad de Granada han dado a conocer los resultados de un estudio científico en el que se ha evaluado la viabilidad y efectividad de estrategias para el control biológico de la plaga por Prays oleae y que podrían generar un beneficio valorado económicamente en 180€ de media por hectárea

En este trabajo proponen una estrategia de control de plagas que consiste en aumentar la cantidad de hábitat natural en el paisaje que rodea el olivar para, de esta manera, proporcionar recursos a los enemigos naturales de esta plaga y facilitar que los depredadores y parásitoides de este insecto, que se encuentran de manera natural en los paisajes agrícolas, ejerzan un mejor control sobre la población de Prays oleae en los momentos en los que produce un mayor daño a los cultivos.

Así, si se aumenta el hábitat natural que rodea los olivares se produce un efecto natural en cadena que favorece la presencia del depredador Anthocoris nemoralis en la copa del olivo cuando la aceituna se está desarrollando, reduciendo notablemente la plaga de Prays oleae en el momento en que es más dañina para el olivo.

Según explica Daniel Paredes, uno de los autores de este estudio, "lo novedoso del trabajo es que este depredador se desplaza desde el hábitat natural hasta el olivo atraído por la presencia de una plaga secundaria, Euphyllura olivina o Algodoncillo del Olivo. Una vez que el depredador se encuentra en el olivo acabará actuando como un agente biológico y efectivo de control sobre la población de la Polilla del olivo, evitando pérdidas de producción".

Por tanto, el equipo de investigación de este estudio recomienda a los olivicultores aumentar la superficie dedicada a hábitat natural en el área que rodea la finca de los olivares para aumentar las posibilidades de tener un control biológico efectivo sobre la plaga Prays oleae.

Fases de control de la plaga
Prays oleae es una plaga que se adapta bastante bien al ciclo biológico del olivo, y que tiene tres generaciones anuales que se alimentan de las hojas, las flores y las aceitunas. Esta plaga alcanza sus valores máximos en la última de estas tres generaciones que suele producirse a finales de junio cuando la aceituna comienza a desarrollarse. Se trata de un momento crítico en el que la larva se introduce en el interior del fruto donde se alimenta del hueso todavía inmaduro y sin mostrar signos evidentes del daño. A finales de septiembre, las aceitunas caen al suelo todavía inmaduras quedando desaprovechadas para cualquier propósito y generando unos daños económicos que pueden ser sustanciosos.