Portada del estudio editado por Ecovalia.

Olimerca.- El olivar ecológico por kilo de producto, consigue reducir la huella de carbono en más del 100%, pudiendo llegar a ser negativa. Así se desprende del estudio “Producción Ecológica Mediterránea y Cambio Climático: Estado del Conocimiento”, realizado por la Cátedra de Producción Ecológica Clemente Mata, de la Universidad de Córdoba, y editado por la Asociación Valor Ecológico Ecovalia. De este modo, la producción ecológica es el modelo agroalimentario más adecuado para adaptarse a los cambios y, además, reduce los efectos del cambio climático.

El cambio climático es un hecho y las emisiones ocasionadas por la agricultura y la ganadería representan un 11% del total, pudiendo llegar al 25% de las emisiones globales si se tienen en cuenta los cálculos indirectos ocasionados por la producción de los insumos. Sin embargo, no todos los sistemas de producción de alimentos actúan de la misma forma de cara al cambio climático.

El estudio “Producción Ecológica Mediterránea y Cambio Climático: Estado del Conocimiento” ha trabajado en los distintos sectores productivos agroganaderos, tanto en ecológico como en convencional, y los resultados han sido esclarecedores: los cultivos en los que existe mayor evidencia de una fuerte mitigación en ecológico son: cereales de invierno, olivar, subtropicales y cítricos, donde la huella de carbono por kilo de producto se reduce en producción ecológica, en comparación con el modelo tradicional, en más de un 42%, un 100%, un 40% y un 60%, respectivamente.

Entre las conclusiones de este estudio destacan: la evidencia de que el manejo ecológico de los cultivos contribuye a la mitigación del cambio climático a través de la reducción en las emisiones de óxido nitroso por el uso de fertilizantes; el incremento del secuestro de carbono a través de las cubiertas vegetales; y la disminución de la huella total de carbono por kilo de producto en la mayor parte de los cultivos estudiados.

Destaca también que algunas de las prácticas más prometedoras son: la implantación de las cubiertas vegetales, la reincorporación de los restos de poda, el reciclaje de los residuos de la agroindustria, la reducción del laboreo, el empleo de las energías renovables y el uso de variedades tradicionales.

En este sentido, el presidente de Ecovalia, Álvaro Barrera, apunta que “la nueva PAC debería considerar la puesta en marcha de estas prácticas que van a disminuir la huella de carbono y, en algunos casos, incluso contar con una huella negativa. El objetivo no es otro que lograr que el cambio se produzca y que el dinero público se destine a la producción de bienes públicos. En definitiva, que se premie a los operadores que hacen mayor esfuerzo en reducir la huella de carbono y en utilizar sistemas que respeten el medio ambiente en la lucha contra el cambio climático”.