Olimerca.- El olivo no creció naturalmente en el Valle del Jordán, esto significa que los habitantes plantaron el árbol intencionalmente hace unos 7.000 años. Así lo han descubierto en un estudio conjunto de investigadores de la Universidad de Tel Aviv y la Universidad Hebrea, tras analizar restos de carbón vegetal del yacimiento calcolítico de Tel Zaf en este Valle.

El estudio fue dirigido por la Dra. Dafna Langgut del Departamento de Arqueología y Culturas del Antiguo Cercano Oriente Jacob M. Alkow y el Museo Steinhardt de Historia Natural de la Universidad de Tel Aviv.

Los restos de carbón fueron encontrados en la excavación arqueológica dirigida por el profesor Yosef Garfinkel del Instituto de Arqueología de la Universidad Hebrea. Los hallazgos fueron publicados en la revista Scientific Reports. 

Según explica Langgut, "los árboles, incluso cuando se queman hasta convertirlos en carbón, pueden identificarse por su estructura anatómica. La madera era el 'plástico' del mundo antiguo. Se usaba para la construcción, para fabricar herramientas y muebles, y como fuente de energía. Por eso, identificar los restos de árboles encontrados en sitios arqueológicos, como el carbón de las chimeneas, es clave para comprender qué tipos de árboles crecían en el entorno natural de la época, y cuando los humanos comenzaron a cultivar árboles frutales".    

En su laboratorio, la Dra. Langgut identificó el carbón vegetal de Tel Zaf como perteneciente a olivos e higueras. "Los olivos crecen en forma silvestre en la tierra de Israel, pero no crecen en el Valle del Jordán", asegura, lo que significa “que alguien los trajo allí intencionalmente: llevó el conocimiento y la planta misma a un lugar que está fuera de su hábitat natural”.

En arqueobotánica, esto se considera una prueba indiscutible de domesticación, lo que significa que aquí tenemos la evidencia más temprana de la domesticación del olivo en cualquier parte del mundo.