La evolución en positivo del sector del olivar y del aceite de oliva en nuestro país ha sido un gran hito en las últimas décadas. No obstante, España  y Andalucía en particular todavía  tienen  un problema específico e importante: Se ha producido un gran desarrollo de la producción, hasta los más de 1.6 millones de toneladas que conforman la cosecha record de la campaña 2011/2012 y un cambio tecnológico importante que han modificado profundamente los parámetros del mercado.



Fuente: Comisión Europea (2012, a): Prospects for the olive oil sector in Spain, Italy and Greece 2012-2020

Por regla general, el aumento de la producción de aceite de oliva ha ido acompañado por una buena salida en los mercados, tanto el nacional, como el comunitario y el de terceros países, pero por desgracia, en muchas ocasiones a costa de una bajada de los precios de mercado a niveles inferiores a los costes de producción que tienen los agricultores; pero compatibles con el mantenimiento de cierta rentabilidad, sobre todo para aquellas explotaciones más intensivas. 

A estas alturas del año, cuando toca hacer balance sobre el comportamiento de  la comercialización de la pasada campaña nos hemos encontrado con unas existencias de casi 820.000 toneladas.  Un volumen que  está pesando en el sector y que parece ser que gracias a la sequía  no será un lastre para que otra vez los precios no levanten. Pero, no podemos confiar en que una pertinaz sequía nos venga a salvar un año sí y otro también.


Fuente: Comisión Europea (2012, b): EU olive oil farm report

El sector del aceite de oliva es el compendio de algunas de nuestras mayores virtudes y algunos de nuestras mayores debilidades. Entre las primeras, cabría destacar:

La mejora de las cualidades intrínseca y comercial del aceite de oliva español en estas últimas décadas.

La consolidación del mercado interior, con más de 526.000 toneladas en 2011/2012.

La capacidad de la que ya hemos hablado de acompañar el aumento de la producción con la consolidación y apertura de nuevos mercados en expediciones a otros Estados miembros y exportaciones a terceros países. En esta campaña que se acaba, se ha alcanzado un nuevo record de casi 800.000 toneladas.

Una mejora sensible de la visibilidad del aceite de oliva español en estos mercados.

La labor realizada por la Agencia del Aceite de Oliva, apreciada por todo el sector.

La existencia de una interprofesión capaz, entre otros y a pesar de las dificultades del mercado, de realizar y financiar importantes campañas de promoción.

La existencia de cooperativas y empresas líderes con capacidad de liderazgo mundial.

Mientras que entre las debilidades, cabría destacar:

La fragmentación de la oferta.

La insuficiente transparencia en los canales de comercialización del aceite.

El desarrollo de la "venta a resultas", cáncer que ha devorado ya parte de nuestro sector hortofrutícola y que ha comenzado a extenderse al sector del olivar.

No tanto el desarrollo de las marcas de distribuidores, que pueden ser un problema o una oportunidad, sino sobre todo la utilización sistemática del aceite de oliva como producto reclamo con el cual la distribución multiplican las ofertas.

Las crisis que han afectado a la empresa líder así como las dudas sobre el comportamiento futuro de los accionistas de referencia.

Algunos de estos problemas pueden encontrar respuesta en las propuestas de la Comisión sobre el futuro de la Política Agraria Común después del 2013; otras están en el centro de los debates del Consejo de Ministros y en el Parlamento Europeo; otras respuestas por último deberán buscarse en España