Olimerca.- Uzbekistán quiere unirse al grupo de países que cultivan aceitunas a escala industrial y producen aceite de oliva, y para ello han preparado más de 100.000 plantones de olivo adaptados específicamente a las condiciones locales de cultivo, según publica el portal Daryo.uz.

Se trata de una labor que inició en 2010 en el distrito de Jambay de la región de Samarcanda, donde se estableció un laboratorio para la propagación microclonal de árboles frutales y ornamentales mediante el método “in vitro”. En este centro de investigación y producción se cultivan más de 30 especies de árboles frutales que antes eran poco comunes en Uzbekistán.

Tradicionalmente, los olivos prosperan en regiones con un microclima costero húmedo. Sin embargo, la introducción de la variedad "Orbikina", capaz de soportar temperaturas de hasta -22 grados centígrados, ha permitido a los agricultores uzbekos establecer plantaciones de olivos en el valle de Fergana y en la región de Surkhandarya.

La primera incursión de Uzbekistán en el cultivo del olivo se remonta a 2002, cuando se plantaron cuatro árboles importados de Turquía en la zona subtropical de la región de Surkhandarya. El éxito inicial de la maduración del fruto en 2006 se vio truncado por el duro invierno de 2007-2008, que acabó con todos los árboles. Sin embargo, este revés llevó al desarrollo de la variedad “aceituna uzbeka”, capaz de soportar temperaturas de entre -20 y -22 grados centígrados.

La densidad de plantación es de aproximadamente 800 árboles por hectárea, con un rendimiento de casi una tonelada de aceitunas y 300 litros de aceite al tercer año. Con el tiempo, se espera que los rendimientos se multipliquen entre tres y cuatro. Actualmente, hay planes para cultivar olivos en más de 500 hectáreas en todo Uzbekistán.