Cuando nuestros políticos marcan las estrategias, los reglamentos o imposiciones que marcan el día a día en el sector agroalimentario, a veces se olvidan de que contamos con una agricultura diversa, distinta y en ocasiones única.
A veces estas políticas generalizan tanto que se olvidan de los distintos tipos de cultivos y zonas geográficas, lo que a mi entender es completamente injusto e imposible. No es lo mismo una viña de Jerez o Montilla que una viña de Ribera del Duero o Rioja. Sus condiciones climáticas, su situación geográfica y sus necesidades o exigencias de cultivo son totalmente distintas.

Pero claro, es muy difícil entender esto desde un despacho de Madrid o Bruselas, que están a kilómetros de distancia del terruño. Para comprender la situación agroalimentaria de este país hay que pisar el barro, ponerse unas botas y “patearse” el campo. Ver las necesidades de cada tipo de cultivo, zona o situación, para ver por donde enfocar las políticas que nos afectan en nuestra labor diaria para poder cultivar la tierra, “sacar” el cultivo adelante y hacer que nuestra agricultura sea rentable.

Hay que ver las necesidades de cada tipo de cultivo, zona o situación, para ver por donde enfocar las políticas que nos afectan en nuestra labor diaria 

Pongamos un caso: Los fitosanitarios. Estamos de acuerdo en que las nuevas tecnologías y la Biotecnología están ayudando a crear una agricultura más verde y respetuosa con el medio ambiente, pero no podemos eliminar del mercado una materia activa que controlaba una plaga sin antes buscar una alternativa o sustituto. Me parece bien que lleguemos a un equilibrio en el ámbito del uso de los fitosanitarios y una fertilización o nutrición más profesional y más “greening”. De hecho, soy uno de los mayores defensores de encontrar ese punto, pero señores, con cabeza. No eliminemos un problema, para crear uno mayor.

Otro caso es la Producción Integrada, que bajo mi punto de vista considero que es la herramienta perfecta para lo que exigen las nuevas políticas europeas: la Pac y la Agenda 2030. Una agricultura eficiente, productiva, sostenible y a su vez controlada y respetuosa con el medio ambiente.

Y digo yo, si es exactamente eso lo que queremos ¿Por qué no ayudamos a los agricultores a que se acojan a esta forma de hacer agricultura? ¿Por qué no incentivamos, valoramos, ayudamos o impulsamos que todo el mundo conozca y se conciencien sobre los beneficios de una Producción Integrada?. No podemos olvidar que la producción integrada es una fuente de datos muy importante para las administraciones públicas: Ayudan a tener un conteo de las plagas, a poder realizar modelos predictivos, ayudan a la profesionalización de la agricultura, es un soporte muy importante para el agricultor y además, consigue que todo esté mucho más controlado.

Necesitamos acercar más a los ciudadanos la importancia de la agricultura para que entiendan cómo funciona y su gran valor

En definitiva, necesitamos que ya no solo los cargos públicos sepan de campo, sino acercar más los ciudadanos a la agricultura para que entiendan cómo funciona, para que valoren que 3 veces al día necesitan a nuestros agricultores, a los que se les imponen medidas sin realmente conocer sus necesidades o sus problemas, si tienen riego, secano, están en pendiente, en superintensivo, en intensivo, tradicional, con cultivos mecanizados, en zonas con humedad o mayores incidencias de plagas.

No podemos seguir “apretando” y complicando la vida a un porcentaje pequeño de la sociedad que son los que dan de comer a la mayoría de la población que habita en este país, continente o planeta.

Pongámonos las botas de vez en cuando, pisemos campo, comprendamos el terruño y valoremos lo que tenemos.