Investigadores del Estudio

Olimerca.- A través de un procedimiento rápido, sencillo y con bajo coste, investigadores de la Universidad de Almería han validado un procedimiento destinado a análisis rutinarios en seguridad alimentaria. Éste permite la detección de sustancias tóxicas procedentes de ciertos microorganismos en aceite de oliva y proporciona las herramientas necesarias para la definición de los límites permitidos en el consumo.

Este estudio, el primero que incluye el análisis de aceite de oliva, permitirá a las organizaciones sanitarias disponer de datos con el fin de determinar los valores óptimos para garantizar la seguridad alimentaria de los aceites.
Las micotoxinas son sustancias naturales producidas por algunas especies de hongos y pueden encontrarse en cultivos y alimentos y según los expertos, pueden tener diversos efectos negativos en la salud, desde una intoxicación leve hasta una inmunodeficiencia crónica, por lo que los límites máximos establecidos en productos de consumo son muy bajos.

En el artículo ‘A rapid method for the determination of mycotoxins in edible vegetable oils by ultra-high performance liquid chromatography-tandem mass spectrometry’ cuya autora es la investigadora de la Universidad de Almería, Antonia Garrido, y publicado en la revista Food Chemistry los científicos validan el método con el que han logrado determinar el contenido de seis de las micotoxinas más frecuentes, en casi doscientas muestras de distintos tipos de aceites vegetales comestibles, detectando micotoxinas en el 40% del total analizado.

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), más del 25% de todos los productos agrícolas están contaminados con micotoxinas. “Concretamente, uno de los grupos de estos compuestos, llamado aflatoxinas, que incluyen los tipos B1, B2, G1 y G2, producido por la especie de hongos Aspergillus, son una de las principales preocupaciones de los productores, ya que se han clasificado como carcinógenos humanos. Específicamente, la aflatoxina B1 está relacionada con el cáncer de hígado”, afirma Garrido.