Olimerca.- “Mientras que comunidades como Valencia y recientemente Cataluña han protegido sus olivos y acebuches centenarios y milenarios, esforzándose en conservarlos, en Extremadura se siguen ignorando y dejando a voluntad de sus propietarios el conservarlos o, como está ocurriendo cada vez con más frecuencia, talarlos y hacerlos desaparecer”.

Esta es la denuncia pública que realizan desde Ecologistas en Acción, que añade que “aunque Extremadura dispone de un Catálogo de Árboles Monumentales y Singulares, entre los que se encuentra el olivo milenario de la Tapada (La Morera) como único árbol de esta especie, la desaparición del olivar tradicional se ha convertido en un goteo continuo que amenaza con acabar con miles de ejemplares centenarios -y con ellos, de un modo de vida- amenazados por la construcción de plantas fotovoltaicas, de obras públicas o por el cambio de cultivo a explotaciones más rentables como el olivar superintensivo, los almendros o los regadíos”.

La protección de los Árboles Monumentales, Singulares y Notables en Extremadura se aprobó por decreto en 1999 pero aún se encuentra pendiente la aprobación de su reforma desde el año 2018, cuando pasó a consulta del Consejo Asesor de Medio Ambiente y a exposición pública.

La organización ecologista echa en falta unos criterios más específicos que permitan proteger estos olivos centenarios y milenarios, como en estos días se ha aprobado en Cataluña o, anteriormente, en Valencia

Esto motivó que Ecologistas en Acción de Extremadura presentara alegaciones al borrador en este sentido. Sin embargo, “estas alegaciones no tuvieron ninguna acogida en la administración regional, debido a la escasa apertura y el inmovilismo ambiental en el que se encuentra desde la anterior legislatura, ignorando sistemáticamente las propuestas ajenas y el trabajo de los colectivos ambientales”, aseguran.

Por ello, reclama que “nuestros olivos centenarios extremeños también se merecen  atención y protección. Una protección que no sólo supone la conservación de una de sus formas de vida más características, sino que también es el reconocimiento al trabajo esforzado y el buen hacer de las gentes que durante décadas pusieron su empeño en desarrollar un cultivo milenario, un manejo del campo que nada tiene que ver con la actual industrialización del campo ni la forma de producir alimentos que se ha implantado y potenciado en Extremadura”.