Olimerca.- Un debate sobre la reforma del etiquetado de la parte delantera del envase en la UE, organizado el pasado 29 de noviembre por Euractiv en Bruselas, ha puesto de manifiesto la confusión y la falta de consenso sobre el planteamiento de la UE respecto a su propuesta de etiquetado de alimentos, que se encuentra paralizada. La Comisión Europea ha retrasado su decisión sobre una etiqueta armonizada paneuropea, prevista para diciembre, hasta principios de 2023. Entre los miembros del panel se encontraban eurodiputados, profesores y profesionales del sector de la salud, así como representantes de las PYME en Europa.

Las eurodiputadas francesas Veronique Trillet-Lenoir (Grupo Renew), oncóloga y miembro de la comisión ENVI, y Michele Rivasi (Grupo de los Verdes/Alianza Libre Europea) se mostraron muy a favor de la etiqueta Nutri-Score, respaldada por el Estado francés.

A pesar de sus divergentes afiliaciones políticas, ambas eurodiputadas francesas repitieron la línea gubernamental promovida por los científicos franceses, las asociaciones de consumidores y los medios de comunicación. Rivasi reiteró que Nutri-Score era “muy fácil de entender”, que estaba respaldado por “muchos estudios científicos”, que se había demostrado que era “el preferido por los consumidores” en los ensayos, y que conducía a “menos obesidad y enfermedades cardiovasculares”.

Estruch: "Las personas tienen necesidades diferentes. Estamos avanzando hacia la nutrición personalizada. Este tipo de etiqueta no ayudará a reducir las tasas de obesidad”

La eurodiputada afirmó que Nutri-Score cuenta con el apoyo de “muchos eurodiputados”, pero que “los grandes grupos de presión del sector agroalimentario” se oponen a esta etiqueta ya que buscan evitar la transparencia en la composición de sus recetas. “Necesitamos una etiqueta que permita a los consumidores hacer una elección rápida” en el supermercado, dijo la eurodiputada Rivasi, porque la gente está apurada y no tiene tiempo para leer las etiquetas nutricionales.

En representación de las pequeñas y medianas empresas, Friedrich Trosse, de SME Europe, contraargumentó que “la gente debe tomar decisiones informadas, no convenientes. Debemos buscar una buena solución, no una rápida. Nutri-Score es una simplificación excesiva, y no podemos apoyarla”. Aunque está de acuerdo con la necesidad de una etiqueta nutricional paneuropea obligatoria, SME Europa busca una etiqueta armonizada que “incentive a los productores a crear un producto lo más saludable posible, sin dejar de ser competitivos en el mercado.

El Dr. Ramón Estruch Riba, profesor asociado de la Facultad de Medicina de la Universidad de Barcelona, no está de acuerdo en que el camino a seguir sea adoptar Nutri-Score y dejar que éste sistema “evolucione”, como defiende la eurodiputada francesa Trillet-Lenoir. El Dr. Estruch explicó que esto ha llevado a la absurda situación de que la clasificación del aceite de oliva haya sido modificada positivamente en los últimos años por el algoritmo “artificial” de base de Nutri-Score, pasando de una “E” roja inicialmente a una “D” naranja, y últimamente a una “C” amarilla. “¡Esto es una broma!”, respondió el Dr. Estruch, “Nutri-Score es demasiado simplista. Las personas tienen necesidades diferentes. Estamos avanzando hacia la nutrición personalizada. Este tipo de etiqueta no ayudará a reducir las tasas de obesidad”, añadió.

El jurado no ha llegado a un acuerdo entre las partes interesadas de la UE sobre el camino a seguir para una etiqueta armonizada y obligatoria en la parte delantera del envase. A falta de acuerdo, Paganini aconseja: “Si tenemos que optar por un sistema, empecemos por la etiqueta sueca Keyhole”.