Olimerca.- Consejo General de Colegios Oficiales de Ingenieros de Agrónomos (CGCOIA) y el Colegio Oficial de Ingenieros de Montes (COIM) valoran positivamente la continuidad de Luis Planas al frente del Ministerio de Agricultura, y han defendido que se prosiga coordinando desde este departamento las políticas de Desarrollo Rural ante la incertidumbre generada en el reciente Real Decreto de estructura del Gobierno en el que no se mencionan éstas de forma agrupada.

Advierten de que el fraccionamiento en diferentes departamentos comportaría conflictos y disfunciones que afectaría severamente a la eficiencia de las políticas para el sostén demográfico de la España interior.
Esto se produciría además justo en el momento de la negociación de la PAC 2021-27 y consideran que sería “tremendamente contraproducente” debilitar o dispersar la interlocución española en la UE en vez de alinearse con los diferentes países que proponen reforzar y priorizar las políticas de desarrollo rural.

Todo ello en un momento en el que hay un intenso debate en el seno de la Comisión Europea sobre la posible integración del primer y segundo pilar de la PAC y, en todo caso, del refuerzo de las actividades incluidas en el desarrollo rural.

Emergencia social y ambiental
Asimismo, el CGCOIA y el COIM se han unido para crear una comisión conjunta de trabajo para el Desarrollo Rural y su reto demográfico interior ante la situación de “emergencia social y ambiental”.
La comisión, encabezada por Baldomero Segura, presidente del CGCOIA, y Eduardo Rojas, decano del COIM, tendrá como objetivo el seguimiento de las decisiones administrativas, legislativas o de planificación que afecten al desarrollo rural y el reto demográfico y trasladar a la sociedad y los responsables políticos las propuestas de ambos Colegios.

Para ambas ingenierías el reto es importante, ya que consideran que mejorar los recursos forestales y las producciones agrarias es fundamental para mejorar el medio ambiente global (lucha contra el cambio climático) y local (reducción de la contaminación y mejora del paisaje), la biodiversidad, la soberanía alimentaria y la calidad de los alimentos que consumimos.

Para lograrlo estos sectores deberían ser el motor del desarrollo económico y social del medio rural en el que se implantan. Con ello se garantizaría además la viabilidad demográfica de estas zonas.