Olimerca.- El Parlamento Europeo ha encargado un informe a expertos para conocer el potencial de los suelos agrícolas de la UE para secuestrar más carbono, así como para mejorar esta capacidad. 

Los resultados del informe, liderado por Pilar Andrés, investigadora del CREAF, y realizado con el soporte de un equipo de expertos del mismo CREAF, el IRTA, el CTFC, la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y la Universidad de Barcelona (UB), concluye que los suelos agrícolas contienen el 31% de los stocks de carbono de los suelos de la UE y que tienen un gran potencial para almacenar más carbono. 

Aproximadamente el 31% de este carbono orgánico se encuentra en suelos agrícolas, 9,3% en los pastos y el 21,4% en tierras de cultivo

Según el informe, este potencial oscila entre las 9 y 24 Mt CO2-eq/ año, dependiendo de la evolución incierta de los escenarios climáticos, políticos, económicos y técnicos. Para hacerlo posible se propone, por un lado, regenerar los suelos más pobres de Europa ―los del área sur y del Mediterráneo― que han perdido su materia orgánica con la intensificación agrícola. Y, por otro lado, recuperar y proteger las turberas del norte y noreste europeo, para que no pierdan su enorme cantidad de carbono secuestrado debido a su explotación agraria.

Carbono secuestrado bajo los cultivos de la UE
El estudio, encargado por la Comisión de Agricultura y Desarrollo Rural (AGRI) del Parlamento Europeo, indica que en los suelos agrícolas de la UE hay entre 34 Gt (Gigatoneladas) de carbono orgánico secuestrado en los primeros 20 cm de suelo y 75 Gt si contamos los primeros 30 cm de suelo. Esta cantidad se distribuye heterogéneamente a escala geográfica dependiendo del clima, el tipo de cultivo, la geología y la historia de uso. 

Aproximadamente el 31% de este carbono orgánico se encuentra en suelos agrícolas (9,3% en los pastos y el 21,4% en tierras de cultivo) y alrededor del 25% en las turberas, aunque estas apenas ocupen el 6% de la superficie terrestre europea. En términos generales, los suelos del norte y del noreste europeo son los más ricos en carbono ― alrededor del 50 % del carbono orgánico total de nuestros suelos se encuentra en Irlanda, Finlandia, Suecia y el Reino Unido ―, mientras que los países del sur son generalmente los más pobres en carbono orgánico ― como es el caso de Polonia, Portugal, Italia, España, Grecia y Hungría.

Y ¿cómo evolucionará todo este carbono en un futuro? Según el estudio, contestar a esta pregunta es muy difícil, puesto que la evolución del carbono almacenado dependerá de la evolución del clima y de los cambios en el uso del suelo. A grandes rasgos, en base a estos dos factores, las simulaciones prevén que la reserva de carbono va a crecer en los suelos más ricos, mientras que los suelos actualmente más pobres se seguirán empobreciendo.

Margen para almacenar más carbono
El informe resalta que cada tipo de suelo tiene una capacidad concreta y limitada de secuestrar carbono. Este hecho, que podría parecer un problema, también es una oportunidad: los suelos de la zona sur y mediterránea de la UE, los más pobres en carbono, son a su vez los que tienen más capacidad de almacenamiento. En este sentido, si se cambiara la gestión actual por una gestión centrada en el secuestro de carbono y en la regeneración de la fertilidad, habría un potencial de secuestro de 67,5 Mt CO2-eq para las tierras de cultivo de la UE.

A este potencial de secuestro hay que añadirle el potencial de reducción de emisiones en los suelos que ya son muy orgánicos y ricos en carbono, como las turberas. Desde este punto de vista, el informe apela a re-naturalizar el cultivo bajo inundación de las turberas del norte de Europa y así evitar que se sequen y degraden. La restauración e inundación de estas turberas incrementaría en 54 Mt CO2-eqel potencial de mitigación europea para el periodo 2020-2050.

“Cuando las turberas se desecan para explotación agrícola o ganadera, se producen emisiones netas de GEI a la atmosfera. Las turberas están cada vez más degradas y secas en Europa, por lo que los autores del informe ponemos el acento en las medidas de restauración de estos ecosistemas. Que mantengan su capacidad de almacenar carbono es vital en la lucha contra el cambio climático”, comenta P. Andrés.

Estas aproximaciones son alcanzables teniendo en cuenta que sean coste-efectivas (que conllevan un gasto inferior a 100 euros por Gt de CO2 secuestrado) y por ello, el informe diferencia las acciones posibles (potencial técnico) de las factibles (potencial alcanzable). 

En ambos casos, el estudio confirma que el secuestro de carbono en los suelos agrícolas es una opción rentable. Sobre el potencial técnico, el estudio afirma que, para reducir las emisiones en todo el sector agrícola, del campo a la mesa, hay que tener en cuenta que la mejora en la gestión del estiércol y la mejora de la gestión de los suelos agrícolas representaría más de un 55% de todo el potencial técnico de mitigación posible. Este potencial técnico nos da una idea de la gran oportunidad de mejorar los suelos agrícolas como secuestradores de carbono.