Olimerca.- La producción de aceite de oliva en Cataluña podría caer hasta un 52% en 2022/23, pasando de las 39.068 toneladas de la pasada campaña hasta unas 19.000 toneladas este año. Se trata de la previsión que hacen desde la Federación de Cooperativas Agrarias de Cataluña (FCAC), que situaría a la cosecha que arranca en unos días por debajo de las 20.600 toneladas de la campaña 2018/19, la más baja de los últimos años.

Antoni Galceran, responsable de aceite de oliva de la FCAC, explica que “las principales causas de la fuerte caída en la producción de aceite de oliva en Cataluña son las olas de calor que se han sucedido desde mayo, la sequía acumulada desde hace dos años y las heladas del pasado mes de abril. De hecho, en abril pasamos de unas heladas muy fuertes y con temperaturas bajo cero a más de 30ºC en cuestión de días. Aunque creemos que la producción de aceite de oliva en estos momentos difícilmente sería recuperable, seguimos pendientes de la evolución meteorológica y de la posibilidad de lluvias que, si se producen en las próximas semanas, todavía podrían favorecer la situación de los cultivos”.

Por provincias, en Tarragona la producción sufriría un importante bajón pasando de 27.800 toneladas a poco más de 11.000. En Lleida se obtendrían unas 6.500 toneladas, frente a las 10.200 de la campaña anterior. Las comarcas de Barcelona y Gerona se mantendrían en unas 1.500 toneladas.

Caída global
A nivel europeo se prevé una caída del 35% de la producción, que se situaría en 1.470.000 toneladas, lo que supone una reducción de la disponibilidad de aceite en el mercado internacional de casi 800.000 toneladas. Esta caída de la producción y la disminución de las disponibilidades tendrán efectos indudables sobre el precio del aceite de oliva, que ya ha subido a lo largo de la campaña, desde marzo. 

También señalan que hay que tener en cuenta que, como en el resto de sectores productivos, se ha incrementado de forma sustancial del precio de los inputs y de la energía. Los costes casi se han multiplicado por cuatro en el último año, lo que repercutirá directamente en las cooperativas elaboradoras de aceite, que concentran la mayor parte del coste energético en los meses de entrega de la aceituna -de octubre a enero, fundamentalmente.