responsable de Derecho Alimentario de AINIA, José María Ferrer.

Olimerca.- A falta de menos de dos meses para que Reino Unido deje de formar parte de la Unión Europea, todavía no se han concretado las condiciones en las que se va producir el Brexit, algo que mantiene con incertidumbre al sector agroalimentario, que en función del desarrollo de los hechos debe considerar posibles actuaciones estratégicas.

Ante esta situación el responsable de Derecho Alimentario de AINIA, José María Ferrer considera que “existen cuestiones clave cuyo análisis detenido debería llevar a realizar todos los esfuerzos posibles por llegar a puntos de consenso. De lo contrario, podríamos retroceder en cuestiones que estaban bien resueltas y funcionaban”.

En este sentido, Ferrer hace referencia diferentes aspectos y destaca la situación con la que se pueden encontrar las empresas del sector agroalimentario: 

1 .-Controles oficiales de alimentos: en este supuesto, según José María Ferrer, nos podemos encontrar “con un panorama desalentador, dado que por una parte la Unión Europea exigirá a los productos del Reino Unido el cumplimiento de sus límites en residuos de plaguicidas, contaminantes, parámetros microbiológicos, etc. Y, por la otra parte, Reino Unido puede plantear sus propias exigencias dando lugar a un enfrentamiento comercial a cuenta de los parámetros que se exijan a un lado y otro del Canal de la Mancha”.

En este sentido, puede haber una alteración de la logística de distribución y transporte; nuevos trámites y aranceles en sanidad exterior, sanidad vegetal, calidad comercial, etc., situación ante la que según Ferrer, “los grandes perjudicados serán la industria y sobre todo, los ciudadanos”.

2.- Calidad diferenciada, alimentos con D.O.P. / I.G.P: en el supuesto menos deseable de una ruptura sin acuerdo, el responsable de Derecho Alimentario de AINIA ha destacado que “el Reino Unido podría obviar el particular régimen jurídico que los alimentos con Denominación de Origen Protegida o Indicación Geográfica tienen en el seno de la Unión Europea, y aplicar las mismas reglas que a los productos «normales», lo que supondrá un grave perjuicio para estos alimentos.

Asimismo, considera que es previsible la imposición de medidas proteccionistas y aranceles que encarecerán algunos productos y limitarán la capacidad exportadora de algunos sectores claves agroalimentarios en nuestro país.

3.- Etiquetado e información a los consumidores: las autoridades británicas, en caso de desacuerdo con la UE, podrán proponer legislación específica en materia de etiquetado y esto dará lugar a una dificultad importante a la hora de exportar alimentos al Reino Unido. En este sentido, el responsable de Derecho alimentario de AINIA apunta que “todo lo ganado y armonizado hasta este momento, desde la aprobación del Reglamento 1169/2011, puede sufrir algún retroceso”.

“En esta hipótesis está por ver si optarían por un sistema parecido al actual de la UE o propondrían una regulación en la línea de otros países anglosajones, como los Estados Unidos”, ha añadido José María Ferrer.

Para Ferrer, “tenemos que confiar en que al final tengamos un “Brexit” con acuerdo, puesto que en ese escenario todo resultará más sencillo. Si hay acuerdo, se mantendrá el actual “estatus quo” a la hora de aplicar la legislación alimentaria, facilitando de este modo la desconexión del Reino Unido y la Unión Europea”.

Para finalizar su reflexión, Ferrer concluye afirmado que el Brexit ha sido un elemento distorsionador y nos guste más o menos va a cambiar el escenario de Derecho Alimentario en la Unión Europea.