Compost.

Olimerca.- Una pompa de gas en una balsa de aguas de lavado en la Cooperativa San Isidro de Loja, Granada, ha sido la clave para de uno de los proyectos con mayor proyección de futuro en el olivar. Se trata de Oleovaloriza, una iniciativa que viene a revolucionar el campo y la industria oleícola a través del reciclaje y la valorización de lodos de balsas de acumulación de aguas en la industria oleícola.

Su objetivo es poner en contacto a los profesionales del sector agrícola y forestal con investigadores, asociaciones, clusters y bio-industrias a través de redes de colaboración para la innovación, centradas en la valorización y explotación de residuos de biomasa agrícola y forestal.

Oleovaloriza se puso en marcha hace 8 meses, tiene una duración prevista de dos años y cuenta con una inversión de en torno a 180.000 euros subvencionados por la Junta de Andalucía con fondos europeos. Este presupuesto está sirviendo para poner en marcha las instalaciones y el proceso para convertir los residuos del olivar -en este caso los restos de poda, hojas y los lodos de las balsas de aguas de lavado- en compost de alta calidad.

Destacar que Oleovaloriza es uno de los once proyectos de I+D financiados por las Ayudas al Funcionamiento de los Grupos Operativos de la Asociación Europea de Innovación (AEI) en materia de productividad y sostenibilidad agrícolas en el sector del olivar, en el Marco del Programa de Desarrollo Rural de Andalucía 2014-2020.

Según el director del proyecto, Antonio Rodríguez, técnico de la cooperativa granadina SCA San Isidro de Loja, “el origen de esta innovación se produjo a raíz de un problema en una balsa de aguas residuales que había que reparar. Para ello teníamos que retirar parte de los lodos que se habían depositado en el fondo y ante el problema de qué hacer con ese lodo se nos ocurrió hacer una cama de hojas en las que pusimos una capa de lodos y de manera alterna hicimos un compost con restos de poda, lodo y hojarascas. A los pocos días vimos que rápidamente en el interior de la masa comenzó la temperatura a dispararse y nos dimos cuenta de que teníamos un mantillo o compost elaborado al que fuimos añadiendo agua, removiendo y volteando”.

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