Aceituna en envero

Olimerca.- La tan ansiada lluvia que todo el sector venía reclamando durante muchos meses de otoño e inicios de invierno, y que provocaba una gran incertidumbre en el mercado ha llegado con una fuerza tal que además de beneficiar al cultivo está trayendo una vertiente negativa y que todavía está por ver sus consecuencias.

La primera derivada de estas tres semanas de lluvias ya está sobre mesa: descenso generalizado de los precios para todas las categorías de aceite de oliva y que sin duda va a tener una importante consecuencia en todo el sector.

No sólo los productores verán mermados sus ingresos con la venta de los aceites almacenados, sino que los industriales envasadores se enfrentarán ahora a la presión de la distribución agroalimentaria que les exigirán nuevos contratos con precios a la baja, con lo que las cerca de 200.000 toneladas que tienen almacenadas supondrán importantes pérdidas económicas.

El equilibrio tan necesario en el mercado en estos momentos y la coherencia a la hora de formalizar los contratos y fijar los precios parece que se lo está llevando el agua corriente abajo.

La peor noticia es que la categoría virgen extra que habíamos conseguido posicionar en su justa medida en relación a su calidad, vuelve ahora a desprestigiarse con el afán de vender precipitadamente en estos momentos.
Otra vez el sector tropieza en la misma piedra.

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