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 Olimerca.- Según datos de Organización de Naciones Unidas (ONU), alrededor de 600 millones de personas en el mundo – casi 1 de cada 10 habitantes – enferma por ingerir alimentos contaminados. Para llamar la atención sobre la importancia de prevenir, detectar y gestionar los riesgos transmitidos por los alimentos, dicha organización ha establecido que, a partir de este año, el 7 de junio sea el Día Mundial de la Seguridad Alimentaria.

La industria alimentaria no sólo tiene que ser capaz de dar respuestas a las dudas que se le plantea al consumidor sino que además tienen que saber transmitir confianza a los consumidores. Además, es cada vez más necesario considerar el entorno internacional, ya que las materias primas, los ingredientes, los componentes o los productos pueden provenir de diferentes países y, por otra parte, los productos son vendidos cada vez más frecuentemente en mercados exteriores.

Confianza y rigor en la cadena alimentaria
La Unión Europea, principal mercado de los operadores alimentarios españoles, se ha dotado desde hace tiempo de un marco legal que establece un conjunto de reglas claras que pretenden prevenir, eliminar o reducir el nivel de riesgo para la salud humana en toda la cadena alimentaria, lo cual incluye todos los procesos, productos y actividades relacionados con la producción y la manipulación de los alimentos y piensos, e implica tanto a las autoridades competentes como a los operadores privados (productores, fabricantes, distribuidores, importadores, etc.)

Tras diseñar el sistema de control oficial de la cadena alimentaria, las autoridades europeas confían en la acreditación como una de las piezas fundamentales en su estrategia en este campo desde hace más de dos décadas.

En la actualidad, la práctica totalidad de los laboratorios oficiales de las administraciones que realizan el control oficial en España están acreditados por la Entidad Nacional de Acreditación (ENAC). Adicionalmente, numerosos laboratorios privados acreditados participan en el control oficial en aplicación del mencionado Reglamento europeo.

Pero, además, en los últimos años se está detectando un interés creciente por parte de la industria alimentaria en la acreditación de sus sistemas internos de control, incluidos sus laboratorios internos.

En total, hoy día en torno a 400 laboratorios acreditados contribuyen tanto a garantizar la seguridad de los alimentos como a comprobar unas características determinadas de cara a las posibles denominaciones de venta de los productos o a su clasificación en unas determinadas calidades, aportando a los distintos agentes del sector (administración, asociaciones profesionales, consejos reguladores, distribuidores, productores, centros tecnológicos,…) servicios analíticos técnicamente competentes para una gran variedad de productos, técnicas y parámetros.

Por su parte, un centenar de entidades de certificación e inspección están acreditadas en este sector. La certificación acreditada de producto aporta al consumidor final la confianza de que un producto cumple con ciertos requisitos de normas nacionales e internacionales. Las entidades de inspección acreditadas verifican el cumplimiento de criterios específicos, tales como el bienestar animal, la adecuación de los procesos de elaboración, etc.