José García, investigador de la Universidad de Málaga.

Olimerca.- En el entorno mediterráneo, el olivo es un importante factor detonante en las alergias. Según datos de la Academia Europea de Alergia e Inmunología Clínica (EAACI), el 25% de la población de los países industrializados presentan reacciones inmunitarias que se traducen en síntomas como la rinitis, la rinoconjuntivitis o el asma bronquial, es decir, alergia, causada por polen y otras partículas en suspensión, muchas de ellas procedentes del olivo.

Por ello, científicos de la Universidad de Málaga han realizado un trabajo de investigación mediante el que han conseguido cuantificar el principal alérgeno del olivo en la atmósfera, aun cuando la concentración de su polen en el ambiente es muy baja o incluso nula dentro del periodo de floración. La rotura de los granos y la liberación de su contenido en el aire puede derivar en una respuesta inmunológica en personas. Esta técnica ofrece mayor información para entender por qué se producen respuestas alérgicas en días donde el registro polínico no es significativo.

El estudio se centra en una proteína en concreto, la Ole e 1, que se sitúa en el interior de la célula del grano de polen y que es la principal causante de la alergia al olivo. Con el fin de optimizar la determinación de su concentración en el entorno, los expertos han comparado varias disoluciones de compuestos químicos (tampones) utilizados para extraer estas proteínas hasta encontrar el más adecuado.

Para estimar su concentración en el aire, los investigadores han recurrido a una técnica de inmunoensayo conocida como ELISA tipo sándwich. En primer lugar, se sitúa una capa con un anticuerpo que reaccionará ante la proteína Ole e 1, agarrándola y separándola del resto de sustancias. Sobre ella se sitúa la muestra, que tras un periodo de incubación se lava para aislar únicamente aquello que interesa analizar. Finalmente, se utiliza una segunda capa de anticuerpo modificado para lograr amplificar la señal y dar color a la muestra. En función de la intensidad de su tono, la concentración del alérgeno sería mayor o menor.

Esta fórmula ha permitido demostrar que la correlación entre polen de olivo y su alérgeno Ole e 1 es por término medio en la atmósfera de Málaga (0,9) superior a las expuestas en la literatura científica en otras ciudades (0,2 a 0,8). Una información relevante a nivel sanitario, ya que permite predecir mejor la respuesta alérgica de la población y orientar a esta con pautas de precaución más definidas.

En palabras de José García Sánchez, investigador de la Universidad de Málaga, “hemos conseguido diferenciar en la atmósfera qué fracción de Ole e 1 pertenece a granos de polen intactos y qué parte a partículas libres de granos rotos, siendo de especial importancia ya que estas últimas son las responsables del asma bronquial”.