Olimerca.- Con tan sólo un mes de la nueva campaña de aceite de oliva, los distintos operadores de la cadena de valor no terminan de encontrar su posicionamiento, tanto a la hora de comprar como de vender, ante las dificultades que este año están impidiendo la normal recolección y molturación.

Pesa en el mercado la ralentización de la recogida de la aceituna, que ya acumula un retraso de tres semanas, sobre todo en zonas como Sevilla, Córdoba y países como Portugal, que en otros años ya estaban molturando de manera ordenada y ya ofrecían sus nuevos aceites. Pero es que al mismo tiempo las almazaras o cooperativas que han hecho la apuesta por los aceites tempranos se están encontrando con rendimientos tan bajos (10-12%) que sin duda hacen reconsiderar su recogida.

A estos factores se ha unido la llegada de las lluvias, que casi sin pausa, han provocado reiteradas paradas en las salidas al campo, con lo que cada día que pasa se hace más difícil encontrar no sólo aceites nuevos, sino incluso aceites de oliva virgen extra de calidad.

Y si no que se lo pregunten a los operadores italianos que están en nuestro mercado buscando aceites de calidad y que se están encontrando con grandes dificultades para encontrar tanto aceites viejos como nuevos y por los que están dispuestos a pagar hasta los 3,50 y 3,70€/kg. Y es que los exportadores italianos se están encontrando con el problema de no poder cumplir con las entregas de los contratos firmados meses atrás.

Ante la imperiosa necesidad de aceite por parte del país vecino está claro que van a estar dispuestos a pagar lo que haga falta para poder mantener su mercado interior, donde los precios siempre son muy superiores a los de España, y sobre todo sus compromisos con los mercados exteriores.

España tiene la batuta de los precios en esta campaña y si sabemos jugar las cartas de manera coherente y sin sobresaltos nuestro comercio exterior podrá volver a batir nuevos record de exportaciones, mantener el ritmo de recuperación del consumo en nuestro mercado interior y sobre todo lo más importante: con unos buenos precios.

La clave este año es clara: aplicar una buena gestión de nuestra gran cosecha que permita satisfacer la demanda de aceite de otros países que no tienen producción con precios rentables para el agricultor e interesantes para el consumidor.