José Antonio La Cal.

Olimerca.- La obra “El fin del sector oleícola tal y como lo conocemos” será una de las protagonistas en el XII Encuentro de Maestros y Responsables de Almazara de GEA, que se celebra este jueves 13 de septiembre. Editada por GEA, en esta publicación expertos de diferentes sectores ofrecen su visión de cómo será el sector oleícola dentro de una década.

Entre ellos está José Antonio La Cal, que en el libro apuesta por convertir a la almazara del futuro en un centro de producción de biocombustibles y energía, y esto se debe, según sus palabras a que “considero que la almazara es un punto estratégico en los pueblos olivareros de Andalucía, puesto que está parada más de 6 meses al año, suele disponer de espacio en patios fuera de campaña, dispone de centros de transformación para la evacuación de la energía eléctrica generada, necesita calor para procesos como por ejemplo el secado del hueso o el pre-secado del orujo, etc. Es decir, reúne los requisitos ideales que necesita una instalación de gasificación de astilla de olivo para la producción combinada de energía eléctrica y térmica. Además, ya se dedica a vender hueso, porqué no puede extender su función a la “venta de biomasa de calidad” y también, por qué no, de energía, aunque ésta sea para su autoconsumo”.

En cuanto a la razón de que no acabe de implantarse el aprovechamiento de los subproductos del olivar, La Cal considera que hay varias razones y que también depende del subproducto. Pone como ejemplo que “el hueso de almazara se está valorizando al 100%, si bien se podría y se debería hacer mejor, una vez tratado y no directamente de la corriente del orujo. El orujillo también ha sido un subproducto que se ha valorizado siempre, bien como combustible para secado en las propias extractoras, bien para generación de energía eléctrica en las plantas de biomasa".

"Los restos de poda quizás sean los únicos subproductos del olivar que menos se han valorizado”

Según comenta este experto, actualmente, en la provincia de Jaén “si se tiene en cuenta el hueso de almazara, también el de extractora, el orujillo y los restos de podas, y se supone que parte de ellos se autoconsume y que otra parte no se puede aprovechar porque se quema o se astilla y se deposita en el suelo como aporte orgánico, podemos estar hablando de unas 800.000 toneladas anuales de subproductos generados anualmente".

Si se valorizase esta cantidad tendría un impacto económico para la economía de la provincia de un total de unos 110 millones de euros, solamente considerando que se usa para fines térmicos, es decir, para sustituir combustibles fósiles como el gasóleo C o el gas natural, teniendo en cuenta también las emisiones de CO2 evitadas que ello conlleva, apostilla La Cal.