Olimerca.- Con el objetivo de dar luz a los diferentes roles desempeñados por la temperatura del suelo y del aire, los investigadores del Centro de Estudios e Investigación para la Gestión de Riesgos Agrarios y Medioambientales, CEIGRAM, Ana Centeno y David Pérez, han publicado un ensayo sobre las relaciones de agua en los olivos en condiciones de frío en la revista Scientia Horticulturae.

Los investigadores partían de la hipótesis de que la baja temperatura del suelo produce una alta resistencia al movimiento del agua, mientras que el viento y la humedad relativa controlan el proceso de desecación en la hoja, por lo que las grandes variaciones en el estado hídrico de la planta son solo a nivel foliar y pueden cambiar rápidamente.

Para el estudio, los cultivos de olivo se dividieron al azar entre los que se encontraban en suelos calentados y los que estaban en suelos no calentados. El estado hídrico de la planta fue medido semanalmente y se comprobó que en los olivos calentados, la temperatura del suelo se mantuvo por encima de los 15° C, mientras que en el caso de las plantaciones en suelos no calentados, la temperatura se mantuvo en las condiciones de campo.

El efecto de la temperatura del aire se determinó mediante el análisis del estado hídrico de la planta en plantas calentadas, mientras que el efecto de la temperatura del suelo se estudió a través de las diferencias del estado hídrico de la planta entre los tratamientos del suelo calentados y no calentados.

El análisis del estado del agua de los olivos se ajustó al modelo de déficit de presión de vapor, de acuerdo con trabajos previos realizados en condiciones cálidas. Las diferencias en el estado del agua de las plantas mostraron grandes variaciones en cortos períodos de tiempo, algo inusual con temperaturas cálidas.

Resultados

Los resultados del ensayo mostraron dos umbrales de temperatura en el suelo. Las temperaturas por encima de los 10° C no produjeron efectos en el estado hídrico de la planta, mientras que las temperaturas comprendidas entre los 10° C y los 6,5° C mostraron una relación lineal entre el estado hídrico y la temperatura del suelo. Por debajo de estas temperaturas, el viento y la humedad relativa determinaron el estado hídrico de la planta.

Estos datos revelaron que las temperaturas del suelo por debajo de 10° C producen un aumento de la resistencia hidráulica suelo-tronco (R), que causa un desequilibrio entre la absorción de agua por las raíces y el agua perdida por la transpiración de las hojas, lo que resulta en una disminución de Ψs.

Esta disminución produciría un cierre estomático parcial en especies resistentes al enfriamiento. Las temperaturas del suelo situadas por debajo de los 6,5° C, además de aumentar R, se ha demostrado que producen una reducción en la conductividad hidráulica de las membranas. Esto, a su vez, reduce la tasa de flujo de salida de agua y potasio por lo que, bajo estas últimas condiciones, las variables meteorológicas (es decir, el viento y la humedad relativa) tienen un mayor poder influencia en Ψs que la temperatura del suelo.