Estos resultados insuficientes se deben presumiblemente a las condiciones climáticas extremas.

Olimerca.- Tras un aumento de récord en 2017, la renta de los agricultores europeos registra caídas este 2018. Así, según las primeras estimaciones de Eurostat, la renta agraria real cae un 3% con respecto al año pasado, mientras que la renta empresarial lo hace en un 7%, aunque la situación no es homogénea en toda Europa.

Mientras que Dinamarca ha perdido la mayor parte de sus ingresos con respecto al año pasado, los ingresos en Eslovenia han mejorado considerablemente, tras una disminución del 15% el año pasado. Suecia, Lituania y Bélgica, entre otros países, han experimentado un descenso de sus ingresos, mientras que Francia, Finlandia e Italia han conseguido mantener el statu quo.

Estos resultados insuficientes se deben presumiblemente a las condiciones climáticas extremas a las que se enfrentan varios de los Estados miembros, de las sequías de extrema gravedad en el norte de Europa a las inundaciones de mediados de octubre en el sur de Europa.

Con respecto a las cifras, Pekka Pesonen, secretario general del Copa-Cogeca, ha indicado que “las estadísticas están empezando a reflejar las consecuencias de estas graves sequías e inundaciones en las explotaciones agrarias. Esto es tanto más preocupante cuanto que ya sabemos que se verá afectada la renta de los agricultores para 2019. De hecho, en muchas regiones de Europa las plántulas se han visto perjudicadas por estos fenómenos meteorológicos extremos. Es fundamental que tanto nosotros como nuestros gobiernos aprendamos lecciones de esta crisis. Ha llegado la hora de que los Estados miembros apliquen plenamente todas las herramientas de gestión de riesgos a su disposición. Por su parte, la Comisión Europea debe ser más previsora y tomar medidas con mayor rapidez”.

En cuanto a los indicadores estructurales, los agricultores europeos consideran que una disminución más pronunciada de los ingresos sólo se evitó mediante una reducción gradual de la mano de obra, que disminuyó un 1,5 % en 2018. Entretanto, los costes de los insumos agrícolas (semillas, energía, lubricantes, fertilizantes, productos fitosanitarios) siguen en aumento y de forma constante, lo que agudiza la presión sobre todos los agricultores europeos de cara a 2019.