En puertas de la nueva campaña olivarera desde INFAOLIVA, la Federación de Almazaras Industriales, hacen para Olimerca una valoración sobre la previsión de la próxima campaña y algunas consideraciones sobre los datos más relevantes.

A pesar de que los olivos ya han dado la cara en cuanto a volumen de fruto se refiere, sin duda es difícil estimar unos datos de producción debido a la escasez de lluvias y las altas temperaturas acaecidas en los meses de verano, pero podríamos considerar una producción de entre 1.000.000 y 1.100.000 toneladas para la campaña 2022-2023. Jaén, provincia en la que se produce el 40% de la producción nacional, es la provincia que más ha sufrido las adversas condiciones meteorológicas, mermando su producción, según zonas, hasta en un 60%, respecto a años anteriores.

Aunque Jaén tenga una drástica caída, con el crecimiento del superintensivo y el resto de plantaciones, es factible alcanzar el millón de toneladas

Aunque si bien es cierto que hay que tener en cuenta que los cultivos en superintensivo no paran de entrar en producción, y que pueden sorprendernos con más existencias, aun estando más bajos en cosecha, pues pueden estar de media entre los 7.000-9.000 kg por hectárea, lejos de los 12.000-13.000 kg que normalmente producen. Por tanto, aunque Jaén tenga una drástica caída, con el crecimiento del superintensivo y el resto de plantaciones, es factible alcanzar el millón de toneladas.

Donde también existe una gran disminución y va a afectar al total de la producción, es en el olivar tradicional, principalmente en el de secano. Existen dos patrones, los olivares que no tienen aceituna, y aquellos que, aun teniendo, disponen de tan poca cantidad de aceituna en el árbol, alrededor de los 12 kilos por planta, que de ninguna manera es rentable recogerla, pues los gastos de recolección no se van a ver compensados con lo que el agricultor va a percibir.
Por otra parte, la climatología que tengamos en las próximas semanas va a ser también un factor a determinante en cuanto a la estimación final de cosecha.

¿Cómo evolucionarán los precios?
Otro punto a tener en cuenta son los precios y su evolución, y que van directamente relacionados con el consumo. Durante el último periodo estival, los precios han subido de los 3,60-3,65 €/kg a los 3,90-3,95 €/kg, incluso cerrándose algunas operaciones a cuatro euros. Como sabemos, este incremento en los precios no se ve repercutido en los lineales hasta unos meses después, que es cuando el consumidor, a partir de un determinado umbral de precios, migra hacia la compra de otros aceites vegetales más baratos, aun estando actualmente más caros que normalmente. 

Cuando esta subida de precios se traslade al consumidor final, previsiblemente bajará el consumo y los precios tendrán dificultades para mantener su línea alcista

Cuando esta subida de precios se traslade al consumidor final, previsiblemente bajará el consumo y los precios tendrán dificultades para mantener su línea alcista. La derivación hacia la compra de otras grasas vegetales se ve influida también por la propia crisis del consumo existente actualmente, en la que las familias están viendo atacada su economía, haciendo encaje de bolillos para llegar a fin de mes, recortando gastos en la cesta de la compra. Igual sucede con el canal HORECA, también de los más afectados por la crisis y que de forma directa afecta al sector, pues es uno de los canales donde más aceite de oliva se consume.

Por tanto, todos estos factores incidirán en una campaña difícil de pronosticar puesto que nunca en la historia del olivar habían coincidido acontecimientos tan singulares: una dura sequía, una guerra con futuro incierto y un consumo que puede ser dañado por la crisis de precios actual.

Queremos ser optimistas con que el consumo de aceite de oliva se va a mantener, lo que conlleve a una estabilidad en los precios de la aceituna.