El mercado de aceite cerró 2016 en un estado de calma relativa. Los precios del aceite de oliva dejaron de subir aunque no bajaron, quedándose en una cota en la que el consumidor suele buscar opciones más económicas y así maximizar su presupuesto de la compra. Sin embargo, si observamos el comportamiento de la categoría en los cinco primeros meses del año, veremos cómo el listón ha comenzado a subir de nuevo. Y aquí la noticia es que el precio medio del aceite de oliva empieza a rozar los 4 euros.

De hecho, si nos ceñimos a mayo, último mes disponible, los consumidores se habrán encontrado con que el litro del aceite de oliva se movía en torno a los 4,1 euros, por lo que ya no podemos hablar tanto de barrera psicológica para el consumidor, sino de muro psicológico.

Si además la diferencia con el precio medio del litro de aceite de semillas es de prácticamente tres euros, no es de extrañar que se afiance ese trasvase de consumo del que hemos hablado en anteriores ocasiones.

Y es que en la actualidad, más del 40% de los litros vendidos de aceite en nuestro país corresponden a girasol y otras variedades de semilla, mientras que el oliva más económico es una tercera parte del volumen total. ¿Quién pierde más? El oliva virgen y virgen extra, las opciones más caras, que empezaron el año con una cuota de entre el 24 y el 26% y en mayo cayó cuatro puntos porcentuales.

Lo cierto es que el aceite de oliva lleva dos años en una corriente alcista, pero la enseñanza que nos ha dejado siempre el consumidor es que en determinados productos, como es el que nos atañe, cuando percibe una bajada de precio frena el trasvase a opciones más baratas.

Hay que tener en cuenta que lo que busca no es lo más barato, sino la calidad-precio, pero también quiere controlar el gasto. Es en esta cuadratura del círculo donde los fabricantes se han de mover, un difícil equilibrio en un producto además muy expuesto a factores externos (cosechas, climatología, otros mercados, etc.).

En espera de que los precios vuelvan a niveles más normales, tengamos presente las oportunidades de negocio, como puede ser el factor saludable. En un momento donde la salud conforma uno de los principales drivers de crecimiento en el mercado de gran consumo, emergen los súper alimentos y empezamos a escuchar productos como chia, quinoa o la espelta. Sin embargo, aunque parezca mentira, el consumidor se “olvida” que lleva toda la vida comprando un súper alimento como es el aceite de oliva virgen, base de nuestra afamada dieta mediterránea.

Y es que el aceite es un clásico, pero hasta los comodities pueden estar de moda...