Olimerca.- Un nuevo informe de la consultora Nielsen vuelve a hacer una llamada de atención al sector del aceite de oliva. Si hablamos del total de la categoría de aceites, el crecimiento del precio en el primer trimestre de 2018 es de más del 10% y roza ya los tres euros. Si hablamos del oliva virgen y virgen extra, el litro supera ya los 4,50 euros. Más extra que nunca.

Sin embargo, si bien en este primer trimestre observamos menos litros de aceite en la cesta de la compra, hasta un 2,8% menos que en el mismo periodo del año anterior, lo cierto es que los consumidores si compraron un 4,9% más de oliva virgen y virgen extra. Por el contrario, el de semillas (principalmente girasol) cede un 4%. Es más, en el reparto de ventas por volumen, si comparamos el primer trimestre del 2018 con el del 2017, vemos un crecimiento de dos puntos de cuota para el virgen y virgen extra hasta el 26,7%. El girasol cede seis décimas y es más acusada la pérdida de peso en el “puros”, 1,4 puntos porcentuales.

¿Qué está pasando para que el segmento más caro del aceite crezca?
Cuestión de estrategia. Ante el imparable ascenso de los precios, no queda otra que buscar estrategias para atenuar el impacto de su subida. Es por ello que la intensidad promocional experimentó en estos primeros compases del año un incremento a doble dígito.

Y es que el aceite es un producto con tendencia a “promocionero”. La más habitual es la de display+folleto o sólo display, es decir, acciones de visibilidad que suelen encontrar respuesta en el consumidor.

De hecho, según nuestro informe Nielsen 360, las promociones tienen una importante ascendencia en la decisión de compra e influyen a tres de cada cuatro consumidores. Lo habitual es que las busque de forma activa por la tienda (un 37%), pero otros (un 25%) cambian de establecimiento incluso persiguiendo esas promociones. Sin olvidar que hay otros compradores (un 14%) que no es que cambien de tienda, es que varian de marca según la promoción.

Por tanto, tenemos un contexto de subida de precios al que es difícil poner freno y, al mismo tiempo, un consumidor que recibe con agrado las promociones. Si a eso le añadimos que el aceite es un producto de despensa que se puede “stockar” sin problemas, la estrategia parece clara.