Después de casi 75 años de funcionamiento las cooperativas olivareras mantienen intacto el sentido por el que fueron creadas por nuestros abuelos y bisabuelos, en algunos casos.
Tras muchos años de evolución hoy la calidad prevalece sobre cualquier otro aspecto, las medidas que regulan la producción son muy rigurosas, se han formado cooperativas en cada pueblo que compiten en tecnología para obtener el mejor aceite del mercado. No hay cooperativa que no cuente con su propia envasadora y obtenga, o lo intente, una calidad excepcional que trate de vender de la mejor forma posible, bien a granel o envasado por distintos medios. Algunas cooperativas, se han asociado en Grupos de 2º grado para comercializar unidos, no todos en envasado, pero no todas las cooperativas se han agrupado y en los últimos años han proliferado las almazaras particulares y las almazaras industriales. Es esta dispersión la que origina el motivo de esta reflexión. 

Granel o envasado

Comercializar conjuntamente, no significa necesariamente venta en envasado, la venta conjunta a granel es una forma de concentración más eficaz, para conseguir mejorar el precio del aceite en origen. La comercialización del aceite ya era algo recogido en los estatutos de las cooperativas en su creación y 75 años después seguimos debatiendo la necesidad de ponerlo en marcha. En este contexto considero que el espíritu cooperativo sigue vigente igual que en los años de su creación.

Se sigue discutiendo en los foros internos de las cooperativas si primero es la estrategia y luego la concentración o al revés  

No obstante, algunos productores pueden permitirse el proyecto de tener una almazara propia que han de amortizar y comercializar a granel o envasado y así lo están haciendo muchos, pero todo ello no deja de ser una dispersión que en nada beneficia al sector y se debería plantear medidas para corregir esta situación por parte de las organizaciones agrarias y asociaciones productoras, buscando respuestas a las dudas de agricultores productores y Cooperativas fuera de grupos. Se ha avanzado mucho en la comercialización y casi un 30-40 % de la producción ya se comercializa de forma conjunta, pero hay que seguir avanzando.

Se discute en los foros internos de las cooperativas si primero es la estrategia y luego la concentración o al revés y yo pienso que primero es el dialogo, la voluntad y la confianza y después lo que corresponda, menos conformarse con tratar de conseguir el pico más alto de los precios a lo largo de la campaña, eso es una “montaña rusa” o una forma de especular con la suerte y eso debemos superarlo como estrategia de ventas.

Me comentaban hace unos días que alguna cooperativa vendió su producción total en Marzo de este año y que algunos productores importantes habían cerrado contrato con su almazara industrial a 2.25 €/kg, algunos que jugaban a dos bandas y ahora espera, con ansiedad, que “su cooperativa” les salve del desastre con la parte que le han entregado.

Leía hace unos días a un gran profesional del sector, Esteban Momblán, gerente de InterÓleo, que afirmaba que “las Cooperativas somos “precios aceptantes”, no emisores de precios y este debería ser nuestro principal objetivo, pasar de ser receptores a emisores de precios, poder fijar el precio de nuestro producto, que este cubra nuestros costes de producción y deje un mínimo de beneficio.  

También debemos aspirar a conseguir la plusvalía del envasado, pero a los productores activos, lo que nos interesa es que el producto sea rentable por sí mismo, la actividad industrial (envasado, distribución) sería el siguiente paso, pero para conseguir lo esencial, fijar precios dentro de la competencia de mercado, pasa por una mayor concentración de la producción y ello se consigue cediendo autonomía en los grupos existentes o por crear, desde luego no en la dispersión y en el juego de la “montaña rusa” , profesionalización del sector, negociación directa “oferta-demanda”, fijación de precios en base a los costes de producción y a partir de ahí estrategias comerciales, iniciativas empresariales y riesgo comercial, como cualquier empresa de mercado.

Las cooperativas no pueden obsesionarse, ni acomplejarse, no pueden hacer lo mismo, por lo que están luchando en cambiar. No pueden competir con las multinacionales de la distribución y del envasado haciendo lo mismo. 

No podemos tirar los precios para conseguir cuota de mercado y con ello bajar calidad, confundir en el etiquetado, hacer mezclas que rozan la legalidad, nuestro fuerte es ser poseedores del “producto” y trabajar la calidad y poder comercializarlo con un precio razonable y ahí está nuestra fortaleza, si damos valor al producto en origen y comercializamos calidad a buen precio, nuestra competencia deberá hacerlo en la misma línea, nada de “refinado”, “intenso”, “suave”, “oliva”, “Oliva de orujo”, ACEITE DE OLIVA VIRGEN EXTRA con todas las propiedades que ello lleva consigo, con una etiqueta clara de procedencia, trazabilidad, fecha de producción, fecha de envasado y un catálogo de propiedades que pueda ser ratificado por cualquier laboratorio donde el consumidor quiera comprobar, sin miedo a las inspecciones, ni a los lineales.

Pero para esto, se necesita un sector unido, con las ideas claras, promoción, información, marketing y normativas claras. Concentración de la oferta y unas directrices posibles de llevar a cabo. Finalmente, para conseguir esto se necesitan líderes creíbles del sector, sin intereses particulares, una administración que apoye y lidere, unas asociaciones agrarias que empujen y asesoren y un sector unido y dispuesto a hacer sacrificios, el primero, AUTOCRITICA